lunes, 29 de septiembre de 2025

Cláusulas anti-clima en tu contrato de boda: calor, lluvia y viento sin dramas

Una tormenta inesperada, un viento demasiado fuerte o un calor sofocante, pueden arruinar en minutos meses de preparación. Por eso, es importante estar bien preparados y contar con el respaldo de los proveedores

Las bodas al aire libre son mágicas: la luz natural, los paisajes de fondo, la frescura de la celebración bajo el cielo abierto… Pero no hay nada que pueda generar más nerviosismo a los novios que la amenaza del clima. Hemos dejado atrás el verano con su sol casi asegurado, y entramos en el otoño, una estación preciosa pero temida por los que planean su boda.

Una estación donde los paisajes se tiñen de tonos marrones y naranjas y el ambiente de vuelve más acogedor, pero también, una estación donde la lluvia se convierte en una amenaza constante. Para las parejas que sueñan con una boda en el jardín o un cóctel bajo los árboles, la incertidumbre puede convertirse en una pesadilla y puede hacer que no disfrutemos al 100% de la celebración.

Fotografía: Patricia Martín

Además de llevar una docena de huevos a las Clarisas, es importante que también habléis con tiempo con el lugar escogido para la celebración. Cada vez más parejas toman conciencia de la importancia de las llamadas cláusulas anti-clima en sus contratos con fincas y empresas de catering. Estos apartados, lejos de ser un capricho, pueden ser auténticos salvavidas que garantizan que la celebración pueda continuar sin sobresaltos, incluso, si el tiempo juega en vuestra contra.

Plan B garantizado

A la hora de contratar el lugar de la celebración es fundamental hablar con los proveedores sobre este tema. “¿Qué pasa si llueve?”. Quizás el lugar es muy bonito pero no tengan un Plan B organizado y bien planteado. Este plan debe contemplar aspectos como qué espacios interiores estarán disponibles en caso de lluvia y en cuánto tiempo podrá realizarse un cambio de montaje, qué personal se encargará de hacerlo y si implica algún coste adicional. ¡No queremos sorpresas!

Fotografía: Manuel Tabaco Fotografía

Cada detalle, desde la logística hasta el protocolo, debe quedar recogido por escrito en el contrato para evitar malentendidos. Además, hay recursos preventivos que conviene considerar. Muchas veces, los toldos o las carpas son las soluciones más habituales, pero no son las únicas. Quizás una carpa pueda evitar que tus invitados queden chorreando pero, si la boda se lleva a cabo en el exterior y sobre césped, ¿crees que lo habrás solucionado del todo?

Existen estructuras modulares que pueden montarse con rapidez, techos transparentes que permiten seguir disfrutando de la luz natural, cerramientos laterales que protegen del viento, e incluso, grandes placas de madera para colocar en el suelo y evitan que se pise el suelo mojado. Lo importante es no resignarse a “si llueve, mala suerte”, sino garantiza que, con o sin sol, la celebración transcurra con normalidad.

 

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Muchas fincas dan la posibilidad de realizar la boda en sus exteriores pero con la opción de entrar en el salón en caso de lluvia. Esto sería lo más normal, pero puede que ese salón ya este ocupado por otra celebración. Todo esto debemos tenerlo en cuenta a la hora de cerrar el contrato.

El calor del verano: otro enemigo silencioso

Aunque el verano suele generar menos preocupación por las lluvias, el calor excesivo puede convertirse en otro problema. No hay nada más incómodo que asistir a una boda en la que los invitados sudan sin parar, la comida se resiente por las altas temperaturas o los insectos se vuelven unos invitados indeseados.

Fotografía: Fotoinstantes

Por eso, también es fundamental un contrato que asegure un sistema de ventilación y climatización adecuados. Salones equipados con aire acondicionado, espacios con sombra o la posibilidad de instalar toldos, pérgolas o sombrillas son detalles que marcan la diferencia, sobre todo si se va a llevar a cabo una ceremonia civil. Imaginaros una boda al aire libre y a 40ºC.

También es conveniente preguntar si se incluyen puntos de agua o estaciones de bebidas refrescantes en caso de celebraciones al aire libre prolongadas.

Estas son preguntas que a menudo se dan por supuestas pero que, si no se tratan, pueden terminar generando más gastos.

Penalizaciones

Uno de los puntos más delicados de las cláusulas anti-clima son las penalizaciones. ¿Quién asume el coste de montar una carpa de última hora? ¿Y si hay que trasladas la cena al interior a pocas horas de empezar? Estas cuestiones no pueden quedar en el aire. Lo recomendable es que se especifique claramente quién asume la responsabilidad económica en cada caso: si los novios, la finca o será compartido.

También hay que tener en cuenta el plazo límite para tomar decisiones. ¿Cuándo se activa el Plan B si el pronóstico anuncia lluvia? Los tiempos de reacción son clave para que todo fluya sin complicaciones y para que los invitados a penas se den cuenta del cambio. Lo mejor será dejarlo reflejado para evitar discusiones posteriores. ¡Que el tiempo no os juegue una mala pasada!



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Fuente Lucia Se Casa https://ift.tt/PXoMYT2

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