Hay amigas que están para todo: para escuchar, para animar y para ser cómplices en los momentos más importantes de la vida. Y si se trata de una boda, su papel puede ser inolvidable
Y es que las amigas de verdad no solo acompañan en el camino hacia el altar captando las mejores fotografías y vídeos con su móvil o colocando la cola del vestido. Muchas veces se convierten en las manos, en el corazón y hasta en la mente que hacen realidad un sueño.
Organizar una boda no es tarea sencilla. Entre listas interminables, decisiones que tomar, presupuesto y mil detalles que cuidar, el apoyo de las amigas se convierte en un auténtico salvavidas. Ellas son las primeras en escuchar cada idea, en dar su opinión sincera aunque sepan que puede duele y en ayudar a convertir un deseo en algo tangible. En las buenas amigas se pueden delegar tareas sin miedo, con total confianza.

Pueden hablar con proveedores, elegir detalles en la decoración (aunque la última palabra siempre la tienen los novios) o asegurarse de que todo fluya el día de la celebración. Y lo hacen con un cariño especial, con paciencia y entusiasmo por verte sonreír. Para muchas novias, este respaldo significa poder vivir los preparativos con menos estrés y más ilusión, sabiendo que cuentan con una buena ayuda.
Más allá de la despedida de soltera
Si hay algo que se da por hecho es que las amigas organizan la despedida de soltera. Es su terreno, su momento de creatividad y de complicidad máxima. Pero, ¿qué pasa cuando el vínculo es tan fuerte y la confianza tan grande que deciden ir un paso más allá?

Aquí entra en juego una de las ideas más atrevidas que pueden surgir entre las amigas de la novia: organizar una boda sorpresa. Sí, como lo lees. Hay amigas, que conociendo al milímetro los gustos de la futura novia, su personalidad y sus manías, se lanzan al preparar el gran día sin que ella tenga ni idea. Eso sí, siempre de la mano del novio porque un cómplice sí que tiene que haber.
Bodas sorpresa organizadas por las amigas de la novia
Puede parecer una locura pero puede ser la locura más bonita para esa amiga. Lo importante es tener claro que esa amiga está deseando pasar por el altar y manejar una logística impecable para que todo encaje. Estas bodas se suelen preparar, como hemos dicho, con la complicidad de la pareja de la novia, que actúa como enlace entre las amigas y los proveedores.

La parte más difícil quizás sea la de elegir el vestido de novia sin la modelo. Debéis tener clara su talla y sus gustos, organizar toda la decoración, los detalles… Quizás una boda de estilo íntimo sea más fácil de organizar.
Si sabéis que a la pareja le gustaría una boda con pocos invitados, podéis lanzaros a la organización siempre siguiendo nuestros consejos. El resultado será una novia que llega a lo que cree que es una fiesta o una cita especial y se encuentra con su propio enlace.
La clave del éxito: conocerla mejor que nadie
No todas las novias tienen que reaccionar bien ante una boda sorpresa, por eso, el éxito de esta idea está en conocer profundamente sus deseos y su carácter. Las amigas que logran que funcione saben qué música les emociona, qué flores le encantan, qué tipo de ceremonia le gustaría y hasta qué postre no puede faltar en el menú.

Acertar con todo no será por la simple amistad, también por el amor que sienten por su amiga, por la ilusión que le ponen a todo y por la conexión tan fuerte que las une.
Es fundamental que también cuenten con la ayuda de las familias, tanto del novio como de la novia. A no ser que las amigas quieran hacerse cargo de todo. Si os gusta la idea de organizar una boda pero no os atrevéis del todo, siempre podéis organizar una fiesta preboda, que será mucho más sencilla y tendréis un mayor margen de error.
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