¿Una boda sin fotógrafos? Cada vez más parejas optan por vivir su gran día sin flashes ni cámaras profesionales a su alrededor. Una decisión que busca intimidad y sencillez
Las fotos de la boda siempre han sido, y siguen siendo, un detalle clave en la celebración. Para muchas parejas, inmortalizar cada instante es una prioridad absoluta. La elección del fotógrafo no es algo que se tome a la ligera. Se buscan profesionales que conecten con el estilo de la pareja y con el estilo de la boda, ya sea con un enfoque documental, vintage, en blanco y negro o con esa capacidad de capturar emociones en los pequeños detalles. Las imágenes no solo sirven como recuerdo, sino como narrativa visual de lo que fue la celebración.
Sin embargo, en contraste con esta tendencia, empieza a surgir una nueva forma de entender la boda: sin cámaras, sin reportaje fotográfico y, en algunos casos, incluso sin móviles a la vista. Ya lo vemos en las bodas de los famosos, que muchos optan por requisar los móviles a sus invitados. ¿La razón? Algunas parejas sienten que los recuerdos más valiosos no necesitan un objetivo para existir. Prefieren vivir el momento con intensidad, sin distracciones, y dejar que los recuerdos se graben en la memoria.

Este tipo de decisiones suelen venir de parejas muy discretas, poco amigas del foco o de lo que se espera tradicionalmente de una boda. También de quienes celebran enlaces íntimos, con pocos invitados, y prefieren que las imágenes que queden sean las que capten, de forma natural y espontánea, sus seres queridos con sus propios teléfonos en lugar de álbumes diseñados y escogidos al detalle. Vídeos improvisados, selfies desenfocados y fotografías movidas… Celebraciones donde se prioriza la conexión humana por encima de lo estético.
¿Por qué algunas parejas renuncian al fotógrafo?
Como hemos dicho, esta decisión suele ser tomada por las parejas más discretas y por aquellas que no disfrutan posando, ni quieren sentirse observadas durante un día que consideran íntimo. Las parejas quieren vivir el momento con total libertad, sin sentir que hay una cámara pendiente de cada gesto, cada mirada o cada error.

Normalmente, las parejas, tras la ceremonia, acuden a un lugar bonito para captar algunas fotografías románticas. Durante este tiempo, los invitados disfrutan de un delicioso cóctel. ¿Por qué los novios tienen que perderse esta parte de la boda? Muchos quieren estar exentos de cumplir con horarios que parecen venir implícitos en este tipo de celebraciones.
¿Cómo se organiza una boda sin fotos?
Aunque puede parecer la opción más sencilla si no queréis complicaros demasiado con la celebración, esta decisión también requiere de planificación. Lo primero es que, si no se quieren fotografías durante la boda, hay que avisar a los invitados. No esperéis que todos entiendan la decisión pero sí podéis pedir que la respeten. Lo mejor será que en la invitación de la boda contéis vuestra decisión de no querer fotos durante la celebración. Explicad que queréis mantener la intimidad del momento.

Si vais a dejar que vuestros invitados hagan fotos pero vais a prescindir del fotógrafo profesional, dad libertar para que vuestros amigos y seres queridos capturen lo que deseen con sus móviles. En bodas pequeñas o celebraciones al aire libre esto puede generar una colección de imágenes espontáneas y llenas de cariño. No habrá álbum de boda pero sí que podéis crear una web de boda donde vuestros invitados cuelguen estas fotografías o, si la boda es pequeña, crear un grupo de WhatssAp lleno de recuerdos imperfectos pero muy reales.
¿Tendencia o elección puntual?
Aunque puede parecer algo raro que los novios prescindan del fotógrafo de toda la vida, es una decisión para quienes buscan un enfoque íntimo, sencillo y coherente con su personalidad. No se trata de una moda pasajera, sino de una decisión muy personal que busca dar honrar lo que realmente importa: estar, sentir y vivir sin necesidad de estar pendiente a una cámara.
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Fuente Lucia Se Casa https://ift.tt/RCMcWTv
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