Y cuando parecía que ya estaba todo inventado en el mundo nupcial, surge una nueva tendencia que rompe con lo esperado: los menús sorpresa. ¡Adiós a las minutas!
Cuando pensamos en una boda, lo primero que se nos viene a la cabeza además del vestido de novia o la elección de las invitaciones, es el menú de boda. Este es un elemento que, aunque no siempre es protagonista en las fotos de Instagram, marca la diferencia para los invitados. La experiencia gastronómica es uno de los recuerdos que más tiempo perduran tras la celebración. De hecho, más allá de la emoción del “sí, quiero”, lo que suele comentarse al día siguiente es lo bien (o lo mal) que se ha comido.
El menú no solo tiene el objetivo de alimentar a los invitados, sino que también es una forma de transmitir la esencia de los novios. Es un reflejo de sus gustos, de su estilo de vida, de lo que quieren compartir con quienes les acompañan en este día tan especial. Por eso, muchas veces es tan difícil elegirlo. Aquí se trata de encontrar un equilibrio entre sorprender y agradar, entre innovar y no arriesgar demasiado apostando por platos que se saben que son un acierto.
Lo cierto es que hay muchas formas de hacer sorprender con el menú de boda: un plato inesperado, un maridaje original, un sorbete con un sabor nunca visto, un postre especial o la nueva que ha surgido entre los novios más atrevidos: el menú sorpresa.
La nueva tendencia: menús sorpresa
Sí, como lo lees. En estos tipos de menús no existen las clásicas minutas de boda colocadas sobre el plato o sobre la copa. Aquí los invitados no tienen ni idea de lo que van a comer, sin adelantos, sin espóiler y lanzándose totalmente a la aventura.
Lo curioso es que, en muchos casos, ni siquiera los propios novios saben con exactitud qué platos formarán parte de su banquete. Cada vez más parejas confían en su wedding planner a la hora de tomar estas decisiones o en el catering, para que diseñen un menú completamente secreto, ajustado a la temporada, a la creatividad del chef y, por supuesto, a la posibles restricciones alimenticias de los invitados.
Porque, eso sí, antes de atreverse con un menú sorpresa, los invitados suelen pasar por un cuestionario para conocer más o menos sus gustos o preferencias.
¿El resultado? Un banquete en el que cada plato se convierte en una sorpresa, una especie de juego que despierta la curiosidad y la conversación entre los asistentes. En casi como casi asistir a un menú degustación a ciegas donde nadie sabe qué viene después, aportando un aire de misterio y diversión que rompe con lo tradicional del banquete.
Una experiencia compartida
El menú sorpresa va más allá de la comida porque genera un ambiente de complicidad entre los invitados.
Las reacciones se vuelven espontáneas y los comentarios inevitables, de apuestas sobre el próximo plato. Esta tendencia encaja muy bien con las parejas que quieren vivir su boda de una forma más relajada y sin el estrés de revisar cada detalle. ¡Ahorraréis las discusiones sobre si elegir solomillo o presa y otros se encargarán de ello!
Aunque esto puede ser de gran ayuda para los novios, es una idea que no está exenta de dudas. No todos los novios ni los invitados son igual de aventureros cuando se trata de comer y siempre puede existir el temor de que alguien no disfrute de lo servido. Sin embargo, la mayoría de los caterings que ofrecen esta opción lo hacen asegurando la calidad, variedad y adaptaciones para intolerancias o alergias. La clave está en confiar en los profesionales para que esta experiencia sea positiva.
¿Te atreverías a casarte sin saber qué vas a cenar en tu propio banquete o preferirías mantener el control sabiendo el plato que sigue?
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