En plena era del 4K, los drones y los filtros, el vídeo en Super 8 ha resurgido como unas de las tendencias más nostálgicas y auténticas en las bodas
Hay algo mágico en poder darle al “play” y volver a revivir ese día de nervios que os marcó para siempre. Las fotos capturan momentos bonitos, sí, pero el vídeo de la boda los revive. Es escuchar risas, la música que sonaba de fondo, ver las miradas cómplices, escuchar la voz de quien ya no está con vosotros, es volver a vivir ese día con el corazón acelerado, como ese mismo día. Por eso, cada vez más parejas están dando al vídeo de la boda la importancia que se merece, como una forma real de conservar los sentimientos que vivieron.
Pero, mientras muchas eligen un estilo moderno para su vídeo, como los tráilers de boda que ahora vemos tanto, o los vídeos con fotos live que pasan rápidas y con un ligero movimiento, otras parejas buscan algo distinto. Una pieza que parezca sacada de otra época, una historia contada con una luz nostálgica, vintage, con alma analógica. Es ahí cuando entra el vídeo Super 8.

Su textura granulada, los destellos de luz, el movimiento imperfecto de las imágenes… Los vídeos en Super 8 tienen ese aire cinematográfico que hace que un día tan importante parezca sacado de una película de los 70.
Qué es exactamente el Super 8
El Super 8 es un formato de película que nació en los años 60, pensado para grabar recuerdos familiares, viajes o celebraciones, Es cine real: se graba en carretes de película, no de forma digital, y luego se revela y digitaliza para poder editarlo o proyectarlo. Cada carrete de Super 8 dura aproximadamente 3 minutos de grabación continua, así que, cada segundo cuenta.
Pero sí, esos 3 minutos se pueden seleccionar. El videógrafo puede parar, elegir cada plano para que todo quede cuidado, igual que un fotógrafo que dispara con carrete. Hay una intención, ritmo y una mirada artística detrás de cada toma. Según el fotógrafo Sam Ponsford, que habla de este vídeo en su página web, “Super 8 no trata de ser perfecto, sino de celebrar lo real y lo crudo: las peculiaridades, los destellos y las imperfecciones que hacen que vuestros momentos sean tan auténticos. Es honesto, sincero y está lleno de vida, igual que tu historia”.

¿Por qué ha vuelto este estilo de vídeo?
El auge del Super 8 tiene mucho que ver con las ganas de volver a lo auténtico, con la idea de las parejas de desmarcarse de lo “típico” y las ganas de apostar por lo diferente, con personalidad. El resultado de estos vídeos es algo real, con alma, textura y emoción vintage.
El Super 8 no busca la perfección y ahí reside su encanto. No importa si el plano está un poco movido, si el sol entra por un lado o si la imagen parpadea. De hecho, estos son los detalles que lo hacen especial. Según el fotógrafo mencionado, “la textura granulada, el parpadeo y los tonos cálidos hacen que todo resulte nostálgico y profundamente personal”.
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Tiene ese toque nostálgico. Otro fotógrafo, Coco Álvarez, escribe en su página: “Este formato se siente como si un amigo estuviera documentando vuestro día de una manera cercana y no como una gran producción que puede distraer o ser demasiado sobre todo si sois algo tímidos”. Además, cuando se mezcla con clips digitales, el resultado es impresionante: un contraste entre lo moderno y lo vintage que emociona.
Un estilo nostálgico
Como hemos mencionado antes, si algo define al vídeo Super 8 es su textura. El grano, los destellos, la suavidad del color, la forma en la que capta la luz que parece que todo es un recuerdo. La piel se ve más cálida, los tonos más suaves y la luz natural se convierte en el mejor filtro. Eso sí, tiene sus limitaciones. Al ser película real, se necesita una buena luz natural, cuanto más sol, mejor resultado.
No es ideal para interiores oscuros o banquetes de noche, a no ser que se añada una iluminación extra. Por eso, muchos videógrafos lo usan sobre todo para captar los preparativos del novio y la novia, la ceremonia o un bonito vídeo al atardecer, cuando la luz es más mágica.
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Grabar en Super 8 no es solo “usar una cámara vintage” es pensar como un cineasta. Cada plano se prepara y cada segundo tiene una intención. Los videógrafos que dominan este formato tienen una sensibilidad especial y son capaces de buscas los gestos más naturales, miradas espontáneas y los movimientos más románticos. Saben cuándo apretar el gatillo.
¿Qué entrega un videógrafo que graba en Super 8?
Depende mucho del estilo profesional, pero normalmente se entrega una pieza final editada, con música y color corregido, en formato digital para poder compartirlo fácilmente, aunque el proceso es distinto al vídeo convencional. Primero se revela la película, luego se digitaliza y después se monta. Es un trabajo artesanal, lento y con mimo que puede tardar varias semanas, pero el resultado lo merece. Algunos videógrafos incluso entregan el carrete original como recuerdo físico, un detalle precioso para guardar en una bonita caja.
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Y si estáis pensando si este tipo de videos es para vosotros, debéis saber que el Super 8 no es para quien busca un vídeo nítido y perfecto. Es para quien valora la emoción, para los amantes de lo vintage, del toque boho. Si lo que queréis es que vuestra boda parezca un fragmento de película y que al verlo os transporte a otro tiempo y vuestros nietos digan “wow, parece cine antiguo”, entonces, sí, el Super 8 es para vosotros.
Lo bonito del Super 8 es que no envejece. Un vídeo digital puede parecer moderno hoy y antiguo mañana, pero el cine analógico tiene una belleza atemporal.
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Fuente Lucia Se Casa https://ift.tt/KZQGmkY
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