martes, 22 de octubre de 2019

La pedida de Elena: una historia en la que el amor todo lo puede

pedida de Elena

No os podéis hacer una idea de la comunidad tan bonita que forma Y LE DIJE SÍ. Aprendo muchísimo con cada historia que aterriza en la cuenta, cada una tiene algo que nos enseña distintas formas de conocer el amor. La pedida de Elena, que es la que cautivó a los lectores en el mes de septiembre, nos hizo ver que no hay ninguna barrera que pueda parar al amor.

 

Elena es una mujer valiente que lo único que veía en él era su gran actitud ante la vida, su personalidad, el ser buena persona. Tener unos buenos valores era tan importante para ella que lo demás no era importante. Y es que los dos forman el tándem perfecto. No os quiero adelantar su historia, por lo que os la dejo a continuación para que os emocionéis tanto como hemos hecho nosotros y después nos contéis qué os ha parecido.

pedida de Elena

Y le dije sí

La pedida de Elena, una historia de amor sin límites

“Me enamoré de Ángel el día que lo conocí. Meses después me enteré de que a él le había pasado lo mismo. Él daba una charla sobre deporte inclusivo en un cole y yo fui de voluntaria desde mi facultad de Terapia Ocupacional. Fue en noviembre del 2015 y 4 meses después, ya vivíamos juntos. Lo nuestro fue una historia de alta velocidad.  Nos llevamos casi 12 años, él es asturiano y yo gallega y cómo veis, Ángel utiliza una silla de ruedas desde un accidente de tráfico en el 2003. Esto no fue un problema, al menos para nosotros, pero si un choque de realidad para todos los que no lo conocíamos. Cuando lo conoces, tienes muy poco margen para ver la silla porque su personalidad te conquista al momento. Es una persona alucinante, cargada de alegría, optimismo y ganas de vivir. Su actitud ante la vida es increíble y eso es lo que yo buscaba. 

Fueron muchas las cenas, besos, brindis con vino, viajes, sueños y momentos que compartimos juntos. Desde el principio sabíamos que sí o sí nos casaríamos, pero Ángel siempre me decía que se lo tendría que pedir yo. Lo bueno es que sabía que el SÍ ya lo tenía. 

El día que cumplimos 2 años juntos, el 11 de diciembre del 2017, nos fuimos a pasar el fin de semana a un Parador en el sur de Pontevedra. Cenamos en un sitio de ensueño y solo estábamos nosotros dos. Ni planeándolo me sale mejor… Al terminar de cenar, le pedí que saliésemos fuera, pero como estaba lloviendo me dijo que no. Casi lo mato. Pero no quería levantar sospechas. Yendo hacia la habitación pensaba para mí, “pues ahora ya se me fastidió el plan, lo tendré que dejar para otro día”…estaba convencida que el momento había pasado y que ya no tendría la misma magia hacerlo de otra forma. 

Al llegar a la habitación nos estábamos preparando para dormir y encontré los anillos que tenía preparados en el bolsillo de la chaqueta. Y sin pensarlo, me giré y le pedí a Ángel que cerrara los ojos. ¿Qué más daba el momento si lo único que quería era pedirle que compartiese su vida conmigo? 

Me puse a su lado y le pregunté, ¿te casas conmigo? Se quedó alucinado, como pensando que le estaba tomando el pelo.  Entonces, y ahora viene la parte graciosa de la historia, saqué el anillo para colocárselo (había medido su dedo mientras dormía para poder encargarlo bien, en plan psicópata jaja) y no le entraba en ningún dedo!!!!! ¡¡¡Ni siquiera en el meñique!!! Nos dio un ataque de risa… Todo tan preparado y lo que yo creía que era lo más importante había fallado. Entonces Ángel me agarró las manos y me dijo “Sí, quiero”. Y fue el momento perfecto. Nos casamos el 20 de abril del 2019 y aquel día fue el mejor de nuestra vida. Decía Cortázar que “andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” y la verdad es que encontrarme con Ángel ha sido mi mayor suerte y nuestra historia me ha enseñado que no hay nada, ninguna barrera, que pueda parar al amor. Con amor, Elena.

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