El joven norteamericano ha acudido por primera vez a una boda en España, una experiencia que parece no haberle gustado nada
España es destino turístico por excelencia. Son muchos los extranjeros que disfrutan de nuestras playas, de nuestra gastronomía, de nuestras fiestas y de nuestra gente pero parece que no todo es perfecto aquí. Las bodas varían mucho de un país a otro, la cultura y las costumbres pueden hacer de este evento un día de lo más raro. Esto es lo que le ha pasado a un joven estadounidense, Cousin Marcus, que ha acudido como invitado por primera vez a una boda en España y se ha quedado completamente asombrado, pero no para bien.
Este norteamericano no volverá de boda a España
Así lo ha contado a través de un vídeo en su cuenta de TikTok. Aunque señala que una boda es “una de las experiencias más bonitas e increíbles de su vida”, tiene claro que no piensa repetir como invitado, “al menos, por un tiempo”. Para explicar todo lo que vivió, comienza contando que el evento comenzó al medio día, cuando un autobús llevó a todos los invitados hasta un pueblo cercano a Santander. “Lo hacen por seguridad, para que la gente no tenga que conducir después de beber”, explica el estadounidense.
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“Estuvimos desde las 12 del mediodía hasta la medianoche, bebiendo y bailando todo el día. ¡Estás de fiesta con las mismas personas durante 12 horas!”, explica a sus seguidores, comparando que esto es casi como “un turno de trabajo juntos”. El chico no critica la comida, ni la decoración, ni el look de los novios, sino estar tantas horas de fiesta. ¿Desde cuándo eso es un problema?
El problema de Marcus es que se vio atrapado ya que dependía del bus para marcharse de la boda. “Fuimos en autobús desde la ciudad, por razones de seguridad, y nos llevaron a un pueblo. Entiendo que sea para que nadie conduzca bebido, pero nadie me advirtió que iba a estar allí todo el día sin poder irme”, cuenta con un tono entre humor y agotamiento.
“Estaba secuestrado”
“No podía irme. El problema no es que la boda dure 12 horas, el problema es que estaba secuestrado y obligado a estar de fiesta, a bailar y a beber durante 12 horas. Estaba cansado, quería irme a casa y no podía porque era un rehén, una víctima de la fiesta”, ha recordado mientras ríe.
A pesar de que ha asegurado que las bodas españolas son una gran ceremonia, el americano no tiene intención de volver a una, a menos que pueda coger su propio coche.
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