Aunque tengamos en mente las vajillas, las salseras y las televisiones planas, casi todas los regalos de la boda se acaban traduciendo en dinero. Y es una buena idea para desahogar a la nueva familia tras el cuantioso desembolso que ha supuesto su gran día. Pero, ¿qué hacer con ese montante? Aquí, varias opciones para ordenar las ideas y hacer un buen uso de ese gran regalo.
Pagar deudas
No nos engañemos: todos los novios hacen un cálculo aproximado del dinero que pueden recibir en su boda. Y no hay ni ambición ni egoísmo de por miedo, tan solo una realidad que aparece ante una situación económicamente peliaguda. Por ello, muchos gastos de la boda se asumen sabiendo que la factura podrá ser cubierta con la ayuda de los invitados. Antes de gastar el dinero en otros menesteres, podríais acabar con las deudas del gran día (y otras pendientes).
El futuro inmediato
El futuro inmediato es una de las principales bazas que debéis satisfacer, ese que ya es prácticamente presente y que reinará en los próximos diez años. En este sentido, podéis invertir el dinero recibido en elementos de utilidad para construir vuestra nueva vida. Ello implica darle un lavado de cara a vuestro piso de soltero, cambiar de casa, comprar muebles nuevos y dejar a un lado los de la casa de tu abuela, invertir en un coche (quizá uno que pueda albergar a una familia grande, aunque hay parejas que no se dejan llevar por eso).
El futuro lejano
El futuro también llega como partida que cubrir a largo plazo. Tras el “sí, quiero”, habéis comenzado una vida en común que merece cierta estabilidad. Para ello, utilizad ese dinero adquirido para ahorrar y tener una red de seguridad que os impida caer al vacío si la cosa se pone complicada por culpa de algún imprevisto (despidos, crisis…). Y aunque suene lejano y anticuado, tampoco viene mal de cara a la jubilación. ¡Hay que pensar en todo!
Un pequeño capricho
También tenéis que pensar en vosotros. Cuando decimos “pensar en vosotros”, no hablamos de todo lo que ya os hemos sugerido, sino de recompensas que verdaderamente satisfagan vuestras ilusiones. Vuestra primera televisión grande es un buen paso o la adquisición de un animal de compañía. Aunque este venga de un refugio, los animales exigen ciertos cuidados y os vendría bien contar con cierto extra económico.
Este apartado es genial para alcanzar el equilibrio que necesita la relación, es decir, responsabilidad y placer. De hecho, para fortalecer aún más la vida en pareja, ¿por qué no invertir ese dinero en desarrollar una pasión común? Podéis apuntaros a un club de buceo, aprender a montar a caballo o descubrir un idioma nuevo. Esas cosas acaban suponiendo un gran desembolso, por lo que quizá sea buen momento.
La luna de miel, cómo no
Seguro que os habéis planteado esta inversión y tiene todo el sentido del mundo. Después de la boda, el mayor gasto que tendréis es el viaje de novios y con el dinero de los regalos acabará por saliros prácticamente gratis. La luna de miel supone uno de los viajes más importantes de la vida y en el que mejor visto está gastar más dinero de lo normal. Es el momento perfecto para realizar el viaje soñado que os llevará a algún lugar que no sea tan fácil de visitar nuevamente. Además, vuestros invitados asumirán que su regalo irá directamente destinado a esta partida, por lo que parecerá aún más justificado.
Aprovecha el dinero recibido en tu boda para asuntos verdaderamente importantes, sin olvidar un pequeño homenaje para tus mayores ilusiones. Seguro que, con cabeza, podréis cubrir todas vuestras necesidades.
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