martes, 9 de junio de 2020

La boda de Gonzalo y Ainhoa: un enlace cargado de pequellos detalles y mucha personalidad

El 1 de junio de 2019 Ainhoa y Gonzalo sellaban su amor en una boda en la que los pequeños detalles hicieron que el día fuera inolvidable.

 

Esta historia comenzó en el año 2006. Gonzalo y Ainhoa realizaban juntos bachillerato y coincidieron en el voluntariado de una actividad solidaria que el colegio organizaba. Se fijaron el uno en el otro desde el primer momento y, después de muchos meses, muchas conversaciones y muchas vivencias compartidas, Gonzalo pidió salir a Ainhoa.

Fotografía: Míriam Alegría

Los novios: Ainhoa y Gonzalo

  • La novia

El vestido de Ainhoa fue de lo más especial. La novia no tenía en mente ningún tipo de ‘vestido ideal’, solo tenía claro que no quería ser una novia convencional, ya que ni el color blanco ni el marfil estaban entre sus opciones. Sus preferencias eran los tonos humo o gris perla. Para encontrar su vestido, Ainhoa buscó modistas en Murcia y encontró a Inma, de Pret a Emporter. Comenzaron buscando telas y encontraron lo que la novia quería: un crepe de seda metalizado en tono gris perla y un tul de seda muy fino en un tono más ahumado, para que se mimetizara con el crepe.

Fotografía: Míriam Alegría

En la familia de Ainhoa tienen tradición de modistas por lo que, su madre y ella, comenzaron a realizar bocetos del vestido que luciría la novia en su gran día, teniendo en cuenta sus preferencias, su personalidad y las prendas que a ella le sientan bien. Además, Ainhoa tenía claro que la comodidad era un factor clave en su vestido para poder lucirlo a gusto un día caluroso en Murcia.

Inma, de Pret a Emporter, hizo realidad su sueño. El resultado fue vestido con un cuerpo muy sencillo, con el fondo en crepe y varias capas de tul, para conseguir el efecto arrugado que tanto le gustaba a la novia. En cuanto a la falda, Ainhoa decidió poner solo una capa de tul un poco más larga que la de crepe para que diera un efecto velado que dejara al descubierto la falda de debajo al caminar.

Fotografía: Míriam Alegría

El toque más personalizado fueron los lazos de terciopelo gris. Un detalle que simboliza la personalidad de Ainhoa, ya que le encanta este tejido pero, al celebrarse la boda en verano, solo podía incorporar un detalle muy sutil en su diseño.

  • Las joyas

La novia optó por unos complementos discretos, con el fin de no robar protagonismo a su vestido y escogió el anillo de compromiso que Gonzalo había diseñado especialmente para ella y unos pendientes de Pandora de plata y formas geométricas muy sutiles.

Fotografía: Míriam Alegría

  • Las flores

Tampoco la decoración floral fue convencional. En vez de las típicas flores que adornan iglesias y fincas, Ainhoa optó por el verde de las plantas. Lo que esta novia sí tenía claro es que quería incorporar flores en su ramo. Como no encontraba uno que le apasionara, lo diseñó ella misma: un ramo nupcial compuesto por una sola rama de orquídeas, con un toque muy sutil de verde en el fondo, recogido en un lazo de terciopelo verde.

Fotografía: Míriam Alegría

  • Los zapatos

Ainhoa no sabía cómo quería que fuera su vestido de novia ni el peinado que luciría en su gran día pero, lo que sí tenía claro es que caminaría sobre unos Manolo Blahnik hacia el altar. Finalmente, lo hizo sobre el modelo Hangisi amarillo, unos salones realmente espectaculares con un broche brillante en la parte delantera que derrochan distinción.

Fotografía: Míriam Alegría

Fotografía: Míriam Alegría

  • El maquillaje y el peinado

La novia siguió su estilo y optó por por una melena suelta semirrecogida adornada por varias joyas que había comprado en una joyería de confianza. Annie de Lam Haircare fue la encargada de realizar este diseño.

Fotografía: Míriam Alegría

En cuanto al maquillaje, Consuelo Ortiz fue la profesional que le realizó un maquillaje muy natural en el que los protagonistas fueron el colorete, la máscara de pestañas y un labial de Givenchy.

Fotografía: Míriam Alegría

Fotografía: Míriam Alegría

  • El novio

Si algo tienen en común estos novios es la filosofía de que son los pequeños detalles los que marcan la diferencia. Por eso, el novio decidió realizar también un traje a medida. El chaqué, en color azul, y el chaleco, en color verde, los confeccionaron en Sleeves & Co. La corbata, roja con jaspeado en azul, la encontraron el primo y la tía de Gonzalo en Kermos.

Fotografía: Míriam Alegría

  • La madrina y la madre de la novia

La madrina lució una reliquia tradición de la familia: una mantilla que se ha usado en todas las bodas de hijos y primos. El vestido era de la firma Teresa Ripoll y las joyas y complementos que lució los adquirió en el mercado de Notting Hill. En cuanto a la madre de la novia, tenía claro que quería algún vestido de la gama de lilas o violetas, y encontró el suyo en Cabotine by Gema Nicolás. El tocado era una semipamela de Mitoque.

La ceremonia

La ceremonia tuvo lugar en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, en Murcia. Un lugar cargado de simbolismo, ya que también fue el lugar en el que se dieron el ‘sí, quiero’ los padres de Ainhoa. Cuando comenzaron a salir y Gonzalo fue por primera vez a casa de Ainhoa, ella le enseñó este mágico lugar y ambos decidieron desde el primer momento que sería allí donde sellarían su amor.

Fotografía: Míriam Alegría

La celebración

Los novios eligieron el Parque de la Marquesa, un lugar íntimo, acogedor y privado en el que todos disfrutaron de la celebración sin tener que preocuparse por nada más.

Fotografía: Míriam Alegría

Las invitaciones y el regalo de las invitadas

Las invitaciones también fueron una creación de los novios. Tres tarjetas sencillas en color gris con las letras en verde oscuro que encargaron en una librería y que, después, customizaron ellos mismos a través de un ordenador. Las estamparon con tinta blanca y añadieron a la primera un sello con una imagen de la Fuensanta junto a la dirección de la ceremonia; a la segunda otro sello con una imagen del Parque de la Marquesa junto a la dirección de la celebración; y a la tercera otro sello con un mapa del mundo y el recorrido de su luna de miel junto al número de cuenta.

Fotografía: Míriam Alegría

Fotografía: Míriam Alegría

Las tarjetas iban cogidas con un mecanismo de cintas de terciopelo, otro guiño a la personalidad de Ainhoa reflejada en cada pequeño detalle. Ainhoa y Gonzalo pusieron abanicos en el lugar del cóctel a modo de detalle, con lazos de terciopelo gris y amarillo para que sus invitados sobrellevaran mejor el calor murciano.

El momento más emotivo

Para la novia fue el momento en el que entró en la iglesia, agarrada del brazo de tu padre y con su compañero de vida esperándola. «Será inolvidable», asegura.

Fotografía: Míriam Alegría

Invitada o invitadas más elegantes

La hermana de Gonzalo,Irene, lució un estilo hippie muy original y Belén, la madrina de la novia, iba espectacular con un vestido rojo.

Fotografía: Míriam Alegría

Fotógrafo

Míriam Alegría fue la encargada de inmortalizar cada momento de la boda de Ainhoa y Gonzalo.

Fotografía: Míriam Alegría

Fotografía: Míriam Alegría

Reposteros

Todo fue obra de Gourmet Catering, del Parque de la Marquesa.

Fotografía: Míriam Alegría

Luna de Miel

Desde los primeros años de relación, Gonzalo y Ainhoa tenía claro que su primer viaje como marido y mujer sería a la Polinesia Francesa y, además, también visitaron la Isla de Pascua. Un viaje mágico en el que continuó su historia de amor, ahora como marido y mujer.

Fotografía: Míriam Alegría

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