Has encontrado el vestido perfecto para esa boda de diciembre. Lo miraste, te miró… y fue un flechazo. Pero ahora llega ese momento que todas conocemos: ¿qué abrigo llevo para no arruinar el look? Porque sí, diciembre es mágico, pero también es frío. Y tú quieres brillar, no tiritar. Tranquila, que hoy vamos a poner orden (y estilo) a esta ecuación invernal que tantas veces nos complica la vida.
Lo primero que tienes que tener claro es que el abrigo no es un accesorio secundario. Es parte del estilismo, lo primero que verán cuando entres a la ceremonia y lo que te acompañará, mínimo, la mitad del día. Elegirlo bien es tan importante como elegir bien los zapatos. Y créeme, la clave no está en tener mil opciones, sino en apostar por la pieza adecuada. Esa que eleva tu outfit y te permite seguir sintiéndote tú, aunque el termómetro se desplome.
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El abrigo largo clásico: tu mejor aliado
Si tu vestido es sofisticado, fluido o de líneas elegantes, un abrigo clásico de corte largo es tu salvavidas. Y cuando digo “clásico”, no me refiero a aburrido. Hablamos de piezas estructuradas, con una caída impecable, en tonos que suman: beige cálido, negro profundo, azul marino o incluso un maquillaje empolvado que suavice el conjunto.
La magia de este abrigo es que alarga la silueta y aporta ese efecto “invitada impecable” que no pasa de moda. Si tu vestido tiene estampados o colores intensos, el abrigo neutro servirá de lienzo. Y si tu vestido es sencillo, el abrigo se convierte en protagonista sin restar protagonismo al look.
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Lana, paño y mezclas cálidas: sí, pero con estilo
Estamos en diciembre, así que la lana es inevitable. Pero no cualquier lana. Huye de los tejidos demasiado gruesos o que añadan volumen donde no lo necesitas. Busca paños suaves, mezclas con cachemira o lanas finas pero abrigadas. La idea es verte elegante, no camuflada dentro de un saco.
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Un truco: si tu vestido es midi o largo, procura que el abrigo tenga una longitud parecida. Evitarás ese corte visual que acorta la figura y, además, te verás mucho más armónica en movimiento.
Si te atreves: abrigo de pelo
El abrigo de pelo —real o sintético— es una de esas piezas que dan glamour instantáneo. Ideal para bodas de tarde o noche, y perfecto si tu estilo tiene ese punto atrevido y sofisticado. Ojo, eso sí: úsalo sobre vestidos lisos o sobrios. Si ya tienes demasiado volumen o textura en el vestido, puedes cruzar la delgada línea entre diva y disfraz sin querer.
Elige colores suaves: crema, champán, gris humo o caramelo. Te darán calidez, luz y un aire cinematográfico que funciona fenomenal con joyas doradas y maquillajes invernales.
¿Y si tu vestido es corto?
Aquí es donde muchas se bloquean. Si tu vestido es corto y quieres mantener un aire juvenil, nada mejor que un abrigo cocoon o recto ligeramente por encima de la rodilla. Mantienes la gracia del vestido sin perder elegancia.
Eso sí, si llevas medias —que en diciembre seguramente sí— opta por unas en tono natural o negras finas. Las medias opacas pueden restarle sofisticación al conjunto.
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El color del abrigo: cómo elegir sin fallar
La regla es sencilla:
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Si tu vestido es llamativo, abrigo neutro.
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Si tu vestido es neutro, abrigo con presencia (pero presencia elegante: burdeos, verde botella, azul petróleo… funcionan de maravilla).
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Si tu vestido tiene brillo, el abrigo debe matarlo un poco: tejidos mates, líneas limpias, cero ornamentos.
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Recuerda que diciembre tiene una paleta preciosa. Aprovecha los tonos invernales para darle fuerza a tu look sin caer en combinaciones trilladas.
Remata el look como una profesional
Un buen abrigo gana el doble cuando lo acompañas con los complementos adecuados:
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Guantes de piel en tonos suaves.
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Estola ligera si el abrigo es muy sencillo.
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Bolso pequeño que no choque con el volumen del abrigo.
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Y, por supuesto, zapatos que brillen solos, porque se verán tanto con como sin abrigo.
En resumen: no se trata de sobrevivir al frío, sino de dominarlo con estilo. Tu vestido de invitada en diciembre merece un abrigo que acompañe, que complemente y que te haga sentir espléndida desde que sales de casa. Y créeme… cuando encuentres ese abrigo que sí combina, tu look dejará de ser “bonito” para convertirse en inolvidable.
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Fuente Lucia Se Casa https://ift.tt/tNHzQ2l
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