Este verano, la invitada ideal no lleva tacones imposibles ni sufre en silencio por estilizar la silueta. Este verano, pisa firme, pisa con estilo… y pisa en plano. Las sandalias planas se coronan como la opción estrella para las bodas de junio y más allá. Y no, no son un recurso de último minuto: son toda una declaración de estilo.
¿Tacones para una boda? No, gracias. Este verano, la invitada más elegante no es la que camina con dolor contenido, sino la que baila toda la noche sin mirar el reloj. Sí, hablamos de ti, o al menos de la versión de ti que decide decirle adiós a los stilettos y darle la bienvenida a unas buenas sandalias planas. Porque, aunque parezca difícil de creer, la comodidad y la sofisticación no están reñidas. De hecho, este junio se convierten en pareja inseparable.
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Durante años nos han hecho creer que sin un poco de altura, un look de invitada se queda “a medias”. Que el tacón alarga la figura, estiliza el vestido, le da empaque al outfit. Y sí, no vamos a negar que unos buenos tacones tienen su magia. Pero ¿a qué precio? Bolsos llenos de tiritas, paseos eternos hasta la finca, césped traicionero, suelos de piedra imposibles… y un deseo inconfesable de descalzarse bajo la mesa.
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Este verano, rompemos con todo eso. Las sandalias planas se han ganado su sitio en el podio de las tendencias nupciales. Y no, no hablamos de chanclas playeras ni de esas sandalias “rescatadas del fondo del armario para ir cómoda”. Hablamos de calzado con personalidad, con diseño, con ese punto chic que hace que una invitada destaque sin parecer que lo ha intentado demasiado. Porque ese es el verdadero truco de estilo: parecer natural, pero perfectamente pensada.
Comodidad elevada (aunque no literalmente)
La comodidad ya no es negociable. Después de temporadas donde el bienestar se ha convertido en prioridad, las marcas han escuchado a nuestros pies. Y han respondido con colecciones de sandalias planas que no solo son aptas para bodas, sino que brillan en ellas. Algunas firmas, como Mim Shoes o Parfois, han apostado por diseños elegantes y versátiles que demuestran que lo plano también puede ser puro lujo visual.
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Piel suave, tiras delicadas, detalles joya, pedrería sutil, acabados metalizados o diseños minimalistas. Las opciones son infinitas. Desde un vestido largo vaporoso hasta un traje sastre ligero, hay una sandalia plana para cada tipo de look.
¿La clave? Elegir con intención. Si el vestido es muy sobrio, añade unas sandalias que sean pequeñas joyas. Si tu outfit ya tiene protagonismo propio, busca un modelo sencillo pero bien estructurado. Y si eres de las que se atreve, las sandalias tipo gladiadora o con cintas al tobillo están viviendo su mejor momento.
Versatilidad que enamora
Otra gran ventaja: las vas a volver a usar. No acabarán en una caja con la etiqueta “zapatos para bodas” acumulando polvo hasta el próximo evento. Las sandalias planas son ese comodín perfecto que pasa del altar al afterwork sin despeinarse. Imagínatelas con un vestido de lino blanco en verano, con vaqueros y blusa para una cena o incluso con un short y camisa oversized para un look de revista.
Esta versatilidad no solo es práctica. También es sostenible. Elegir calzado que puedas reutilizar es una manera de consumir con cabeza sin renunciar al estilo.
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Una nueva elegancia: relajada pero impecable
Quizás el cambio más importante es este: estamos redefiniendo lo que significa “ir elegante”. Ya no se trata de rigidez ni de sufrimiento silencioso. La elegancia de 2025 es fluida, cómoda, sin artificios. Y unas sandalias planas bien elegidas dicen eso y mucho más. Dicen que sabes lo que te queda bien. Que estás presente, relajada, auténtica. Que no necesitas subirte a ningún pedestal para brillara
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Así que la próxima vez que recibas una invitación con el código de vestimenta “formal” o “etiqueta cóctel”, no corras a desempolvar los tacones. Mira a tus pies con otros ojos. Las sandalias planas han llegado para quedarse, y no hay nada más moderno —ni más sensato— que darles el lugar que se merecen.
Este verano, camina firme. Pero hazlo en zapato plano.
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