Todo el mundo supone que el día B es uno de los días más felices de la vida pero, ¿es así realmente? Esto es lo que nadie cuenta
Puede que pienses que tienes todo bajo control pero siempre hay algo que puede que no esté en tus planes. Siempre se habla de la boda como un día especial e inolvidable y lo es. Pero también pueden pasar ciertas cosas que “ensucien” un poco la celebración y no te gusten tanto. Y como nadie las cuenta, aquí estamos nosotros para decírtelo. Aquí te dejamos una lista de verdades incómodas que nadie menciona pero casi todas las parejas sufren y las confirman después. Spoiler: sí, vas a pasar hambre.
Verdades que nadie cuenta el día de la boda
1. Vas a pasar hambre (y sed)
Fotos, saludos, besos, bailes, más besos… Los novios el día de la boda no disfrutan del menú que con tanta ilusión eligen. Los invitados no paran de llamarlos, de decirles que se besen encima de la silla, están pendientes de las sorpresas y los camareros no tardan en llevarse sus platos. Porque sí, algunos camareros parece que tienen mucha prisa y se los llevan antes de tiempo, sin haber probado bocado. Nuestro consejo: pide un tupper al catering, sin ninguna vergüenza.
2. Dolor de pies
Puede que tengas un segundo par de zapatos, como unas cuñas o unas zapatillas, pero es que hay tacones que duelen en los primeros 20 minutos, como si fueran un instrumento de tortura. Aguanta al menos el camino hacia el altar y termina descalza para dar todo en la pista de baile.
3. Llorarás cuando menos te lo esperes
Quizás no seas de lágrima fácil pero ese día tendrás las emociones a flor de piel y todo hará que broten las lágrimas siempre de felicidad, por supuesto. Y con la misma facilidad, también reirás a carcajadas. No te preocupes, no estás loca, solo un poco más sensible de lo normal.
4. Todo pasa en un abrir y cerrar de ojos
Meses, incluso años de preparación para que el día pase como si hubieras tocado un botón de cámara rápida. Disfruta de cada momento, aunque te estés peleando con el vestido en el baño.
5. Se te olvidará todo
Puede que tuvieras pensado darle un regalo a tus hermanas en un momento concreto y se te olvide, que no recuerdes tal y como lo habías ensayado el discurso dedicado a tu pareja o cómo se llama la novia de tu primo de Cuenca, pero no pasa nada. Son los nervios y es normal. Es el día de tu boda, no un examen, pero si quieres que no pase nada de esto, siempre puedes contar con alguien que te ayude con la planificación de la boda. Cuidado porque para los nombres sí que estarás sola.
6. No tendrás tiempo no de hablar con tu pareja
En muchas bodas los novios apenas se cruzan más allá de la ceremonia y el primer baile. Estás tan ocupado en saludar a los invitados, que a veces no tienes tiempo ni de hablar con tu pareja, ¡ni siquiera para criticar!
7. El fotógrafo será tu sombra
¡Mirad aquí! ¡Ahora mírala a ella! ¡Cógela de las manos! Puede que no os gusten las fotos pero será el único día que podáis aprovechar para conseguir las mejores fotografías, a no ser que contéis también con fotos postboda. El fotógrafo será vuestra sombra durante todo el día. No se separará de vosotros.
8. Algo saldrá mal (y no pasa nada)
Una tormenta inesperada, un corte de la música por la luz, un invitado que se desmadra más de la cuenta… No todo está en tus manos.
9. Los regalos no son siempre lo que esperas
Hay quienes siguen regalando vajillas de porcelana aunque lleves viviendo 3 años con tu pareja y siempre vayas a casa de los papás para saquear la nevera. Y también te encontrarás con familiares y amigos que no te den el típico sobre de boda. Que sí, que lo importante es que estén ahí compartiendo vuestra felicidad, pero también sabes que necesitas una ayudita para pagar toda la celebración. ¡Que el grupo de música en directo no se paga solo!
10. Llegarás reventada y la noche de bodas no será tan fantástica
Los dos. Llegaréis muy cansados y después de tanto baile y nerviosismo, el cuerpo pedirá una cama a gritos. Y no, la noche de bodas no siempre es tan romántica como dice ser. Tu ropa interior no es la más sexy, es la más práctica acorde a tu vestido. Y el novio más de lo mismo. Ni siquiera esperará a que te quites todo el maquillaje y deshagas tu peinado. Antes de la primera horquilla ya habrá dado su primer ronquido.
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