Ana y José se conocieron durante su etapa universitaria. El pasado mes de mayo, más de 10 años después, se dieron el “Sí, quiero” en la Iglesia de Santa María Magdalena en Olivenza, en Badajoz
Los caminos de Ana y José se cruzaron en la universidad. Ambos estudiaron Podología en Plasencia y aunque iban a la misma clase, no fue hasta la fiesta de nochevieja universitaria de Salamanca cuando hablaron por primera vez. Después, comenzaron a conversar por redes sociales y se dieron su primer beso después de un mal examen. Así comenzó su historia de amor. Al terminar la carrera, Ana decidió tomar la decisión de mudarse a Granada, de donde es su novio y ahora, marido, para comenzar su vida juntos. Allí abrieron su clínica podológica y después de comprarse una casa, José le pidió matrimonio durante un viaje a Formentera, concretamente en el Faro de la Mola con un atardecer increíble de fondo. El pasado 25 de mayo, tras 10 años y cuatro meses de relación, se dieron el “Sí, quiero” en la Iglesia de Santa María Magdalena en Olivenza, en Badajoz, lugar de origen de la protagonista.
El vestido de novia y los complementos
Para su gran día, Ana se enfundó en un diseño nupcial firmado por Carmen Maza Novias. Con escote asimétrico, el vestido destacaba por la mezcla de tejidos y el contraste de tonalidades. El cuerpo estaba confeccionado con una tela de lo más especial, una gasa con plumeti decorada con unos bonitos botones en el costado. Las mangas, abullonadas, eran de organza y acababan con unos románticos puños bordados. Por el otro lado del escote, el atuendo llevaba tweed como guiño a sus zapatos y la base era de crepé de seda.
Además, la novia no pudo resistirse a la magia de llevar velo y el look estaba rematado con una cola desmontable de tres metros de longitud.
Momentos previos al baile, se la quitó y añadió un elegante collar pegado al cuello con una flor de gasa, una de las tendencias que más estamos viendo esta temporada.
En los pies, Ana llevó el calzado que siempre había soñado para su vestido de novia, el modelo Slingbacks de Chanel. En cuanto a las joyas, optó por unos pendientes de Carolina Herrera. En la mano izquierda, lució en anillo de pedida, un rosetón de diamantes de Suarez joyería y en el dedo corazón, un anillo de Mumit con un zafiro que le regaló su suegra en la fiesta de pedida. En la mano de la alianza, llevó su algo prestado, un anillo de su madre que siempre había querido lucir en su boda.
Para el ramo de flores, escogió lisiamtuns, rosas de jardín y brotes de delphinium en tonos blancos con toques verdes. Obra de El Marqués de la Vaca, estaba decorado con un pañuelo de bolillos hecho por su suegra que quedaba por encima de la mano al cogerlo. También, llevaba un lazo azul con dos medallas una con la Virgen del Puerto, patrona de Plasencia y un regalo de las amigas de la universidad y una plaquita en la que ponía “Que el fin del mundo nos pille bailando en tu boda, tus amigas”, de las amigas del pueblo.
El maquillaje y el peinado
Del maquillaje se encargó la amiga de la novia, Marta Minino, quien, tal y como explica Ana, tiene unas manos que hacen magia. Además, al conocer tan bien a la protagonista, sabía cómo maquillarla para sentirse ella misma. Finalmente, apostaron por un eyeliner destacado y los labios en color burdeos. Para el pelo, una coleta con ondas sencilla y elegante obra de su peluquera de toda la vida.
El novio
José, el novio, llevó un chaqué azul marino con unas rayas diplomáticas muy sutiles de Age Bespoke. Los zapatos, unos clásicos de Cloking y los gemelos, de oro, eran un tesoro del padre de la novia, los cuales se los regaló en la fiesta de pedida.
La madrina y la madre de la novia
La Madrina, Bárbara, escogió un vestido verde agua firmado por Victoria Colección. Confeccionado en crepé, tenía un cuello esmoquin cruzado, manga larga y un favorecedor corte en la cintura que estaba decorado con un broche de cristal sobre el cinturón. Para rematar el look, lució una mantilla negra y unos zapatos forrados con la misma tela del diseño. El bolso, en tonalidades negras y plata, estaba hecho por ella.
La Madre de la Novia, Ana, lució un vestido de Coosy en tweed rosa con camelias negras en el centro, siendo el detalle principal del vestido. Además, tenía manga corta abullonada, un corte en la cintura y la falda en forma lápiz. Los complementos, para no quitarle el protagonismo al vestido, fueron en tonos negros. Unos guantes de seda para la hora de la ceremonia, una pamela de Vinda y una cartera con la misma camelia pero más grande de Trafalgar complementos.
La ceremonia y la celebración
La ceremonia fue en la Iglesia de Santa Maria Magdalena en Olivenza, en Badajoz, una iglesia de estilo manuelino que destaca por sus columnas retorcidas y sus retablos con azulejos estilo portugués y en la que Ana siempre había soñado casarse. Al entrar del brazo de su padre, no pudo evitar emocionarse. Para la decoración de la iglesia, confiaron El Marqués de la Vaca, con flores blancas con toques verdes con dos columnas preciosas en la entrada y el interior repleto de ellas.
Para la celebración, se trasladaron a la Finca Los Fresnos en la dehesa extremeña con un catering a cargo de Catering Guadalquivir. Allí, decoraron las meses como una “eterna primavera”, con tulipanes, naranjas y margaritas. Las mesas largas llevaban caminos súper bonitos y en las redondas centros redondos ,acompañados de manteles vichy negro, copas talladas en verde, y el verde de la vegetación de la Finca Los Fresnos , lo que el conjunto fue el cliché perfecto. El seating plan también era una cortina de claveles en un cenador y los meseros fueron también flores bordadas en papel de algodón, obra de la madre de José.
Las invitaciones y el regalo de las invitadas
Las invitaciones y toda la papelería fue obra de Irene de Letras Coquetas. Tal y como dicen, la invitación es la presentación de una boda y Ana y José se lo tomaron al pie de la letra. Por eso, eligieron un sobre verde artesanal cerrado con lacre con una margarita, simbolizando la vegetación y las flores, con la que ya soñaban. El tarjetón era de papel de algodón caligrafiado a mano y por último, incluyeron un mapa con ilustraciones en acuarela de la iglesia y la Finca, ambos unidos por un lazo de seda verde.
El regalo de los invitados fueron retratos de acuarela en directo por María del Mar de Bodas Dibujadas. Entre las invitadas más elegantes, se encontraba su amiga, la influencer, Marta Iglesias, con un vestido de Cayetana By Conde, además de la hermana de José, con un vestido de Redondo Brand y una pamela de Nana Golmar.
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El momento más emotivo
Ana no puede quedarse solo con un momento emotivo. Para ella, la entrada del brazo de su padre fue de lo más especial, al igual que el baile con él y con la canción de mi Princesa de David Bisbal. Además, destaca el momento de ver a su novio en la iglesia súper emocionado.
Por otra parte, la entrega del ramo a su cuñada, la hermana de José y a quien describe como la hermana que nunca tuvo. Ella también leyó la Acción de Gracias en nombre de los novios, ya que sabían que tantas emociones les iba a dejar sin palabras, y que momento más bonito.
Y por último, la sorpresa más top de la boda fue cuando, después del primer baile, los novios aparecieron del brazo de King Africa al ritmo de Paquito el Chocolatero. La cara de sorpresa de los invitados se quedará para siempre en sus corazones.
La luna de miel
La luna de miel, el viaje que siempre habían soñado, una villa sobre el agua con piscina en las Islas Maldivas. Disfrutaron de un paraíso y la relajación. Uno de los días, Ana se enfundó en su vestido de preboda, un diseño corto, de manga larga y decorado con un gran volante.
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¡Qué seáis muy felices!
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