La boda de Sandra y Adrien es de esas bodas que quedan para el recuerdo por su elegancia, sofisticación y por el mimo puesto en todos y cada uno de los detalles. Es una boda romántica en un espacio único con la que esperamos inspirarte.
Adrien Poinssot y Sandra Tomas del Pino se conocieron en Valencia en 2010. Sandra es de allí y Adrien llegó desde Francia decidido a vivir una experiencia profesional en Valencia. Visitó el apartamento que ella alquilaba y, aunque al final no se quedó con él, de esa visita nació una bonita historia de idas y venidas entre Francia y España, de experiencias inolvidables y de un único camino a seguir, el de estar juntos.
Te contamos todos los detalles de su boda.
El vestido y los complementos
Sandra lució un diseño de la firma australiana Bo & Luca, comprado en Natural Bride Boutique, en Barcelona. “Allí me acompañaron en esta maravillosa aventura y, además, confeccionaron mi segundo vestido, siempre respetando mi esencia y mi personalidad”, explica la novia.
”Lo tuve claro en cuanto lo vi, el vestido de Bo & Luca iba más allá de la materia prima, para mí era arte y belleza a través del medio tangible de la tela. Traducía estilismo sin complicaciones y elegancia fácil”.
Sandra acompañó su look con joyas de Tous, Loa Bijoux, Pdpaola y Argyor. “Nuestros anillos son de artesanos de Santiago de Compostela (Galicia). Hay una tradición milenaria en esta ciudad gallega que se mantiene en la actualidad. Son maestros orfebres de la plata y del azabache y queríamos tener un diseño gallego que nos recordase a casa”, explica.
En cuanto a los zapatos, lució un modelo de Michael Kors.
Para las flores “trabajamos con la Floristería Sayas. Elaboraron para nosotros todos los arreglos florales para crear perfectamente la atmósfera que yo imaginaba, sobria pero elegante, todo en blanco, beige y verde, con un toque muy romántico que las velas largas de candelabro proporcionaban a la decoración de las mesas. Mi ramo desde siempre lo imaginaba de rosas blancas, simple pero sofisticado”, explica la novia.
Para el maquillaje y el peinado Sandra recurrió a La Novia Hair & Makeup, “muy profesionales, muy sensibles y receptivos. Consiguieron que me viera casi perfecta, ¡todo un logro! Gracias a ellos me sentí guapa e ideal. Creo que tanto el maquillaje como el peinado iban a las mil maravillas con el vestido y el estilo de boda que quería”.
La madre de la novia lució un vestido de Matilde Cano en tonos pastel.
El outfit del novio
Adrien vistió un traje Calvin Klein Azul oscuro. Llevaba un chaleco hecho a mano conjuntado con una pajarita confeccionados a medida por el sastre Manuel Pardo.
Lo acompañó con zapatos Lottusse y joyas de Shore y Argyor.
La ceremonia y la celebración
“La ceremonia, bajo un gran pino de la alquería Mas Les LLoses, en Sagunto, fue mágica”, asegura Sandra. Eligieron esta antigua alquería de principios del siglo XX, rodeada de naranjos situada a los pies del Monte Picayo, por sus amplios exteriores, en plena naturaleza, que “hacen de ella un espacio único”.
Fue una ceremonia simbólica oficiada por un amigo íntimo.
“La música era una de las cosas más importantes para mí, por lo que estuve creando una lista de reproducción de Spotify desde que nos comprometimos con todas las canciones que me transmitían algo relacionado con nuestra historia, conmigo o con Adrien, incluso con nuestros invitados -explica la novia-. Quise crear un ambiente diferente para cada momento de la boda combinando canciones francesas, españolas e internacionales”.
“Para la ceremonia escogimos cuidadosamente cada canción, la de mi entrada fue ‘Muero de Amor’, de La Bien Querida. Cuando la oí por primera vez por casualidad mientras confeccionaba la lista, me la imaginé en ese momento y me emocioné hasta llorar, así supe que esa iba a ser la canción para ir hacia el altar».
«Adrien entró con su madre con ‘Petite fleur’ de Jill Barber, y las lecturas, discurso, votos y el resto de la ceremonia estuvieron amenizadas por una selección de música clásica».
«La salida de los novios fue con una canción catalana de Sau ‘Tant de bo’”.
Para el banquete contaron con Cocotte Catering, cocina tradicional con toques creativos y de vanguardia.
“El baile de boda fue un swing sacado de 1935 y transportado a la Alquería Mas les Lloses, dividido en dos partes, una más lenta y otra más movida: ‘Cheek to Cheek’, de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, y ‘Sing Sing Sing’, de Benny Goodman”, explica Sandra.
Las invitaciones y el regalo de invitadas
Las invitaciones fueron digitales. «Dado que contábamos con sólo tres o cuatro meses para organizar toda la boda, no tuvimos tiempo de hacer y entregar invitaciones físicas, por eso creamos nosotros nuestras invitaciones digitales, que pudimos enviar a los invitados rápidamente para anunciarles nuestro enlace».
«Para crear el regalo para los invitados contamos con Le jardin d’alice y con Vanessa Lambo, al frente de A Candle Tale. Una vela era ideal para nuestros invitados más especiales, un aroma masculino para ellos y un aroma más femenino para ellas. Elegimos un bonito packaging con unos adornos de flores secas y un precioso nombre para cada tipo de vela que describía lo que nos hacía sentir cada uno de los dos aromas».
El momento más emotivo
«Los Votos. Decirnos el uno al otro el significado de compartir la vida juntos fue muy emotivo, tanto, que no resultó fácil terminar cada frase sin soltar una lágrima. Y parece ser que los invitados se emocionaron con nosotros».
Y de captar todos estos momentos se encargó el fotógrafo Diego de Rando. “Todavía no puedo creer que consiguiéramos tener al que era para nosotros nuestra primera y única opción”, asegura.
Wedding planner
Para organizar su boda, Sandra y Adrien eligieron a Monjour.
“Importantísimo el papel de Sandra y su equipo para plasmar todo lo trabajado con anterioridad el día de la boda. Todo lo que planeamos y más, se reflejó gracias a Monjour ese día, en cada detalle de la decoración y de la organización. Sin Sandra al frente de Event Planner Monjour no hubiéramos conseguido que todo saliera tan idealmente perfecto”.
Luna de miel
“Decidimos ir de luna de miel a las Islas Griegas. Santorini, Milos, Mykonos y Delos, quince días de aventura entre mar y montaña, sol y viento. Saborear la gastronomía local, visitar las playas, volcanes, perderse entre las calles y observar las mejores puestas de sol del mundo… Ha sido la guinda de esta celebración”.
Desde LucíaSeCasa os deseamos toda la felicidad del mundo.
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