Fernando y yo no vivimos juntos pero, si para algo nos está sirviendo esta cuarentena en pareja es para conocernos aún mejor y saber que estamos hechos el uno para el otro.
Llevamos un tiempo pensando en irnos a vivir juntos, meses ahorrando para encontrar algo que nos guste a los dos. He de decir que yo soy un poco más tiquismiquis a la hora de encontrar un piso que encaje con mis gustos pero, es que ese pisito que escojamos será nuestro hogar. Por eso, además de por los precios, que no ayudan mucho, la búsqueda se está alargando más de lo que creíamos. Y más aún que se va a alargar con este dichoso virus.
Actualmente vivo con un compañero de piso, aunque mi chico está pasando con nosotros estos días. Cuarentena en pareja. Y para mi es un alivio tenerlo cerca. Esto podemos tomarlo como una prueba de convivencia antes de dar el importante paso de irnos a vivir juntos. Aunque ya pasábamos mucho tiempo el uno con el otro, no es lo mismo estar ahí día tras día. ¿Aguantaremos?
No os vamos a mentir, la cuarentena se está haciendo larga. Y no por la convivencia. La situación es, cuanto menos, preocupante. En Madrid, como en el resto de país, no podemos salir de nuestras casas más que a por lo imprescindible, algo que resulta pesado pero que tenemos que llevar a cabo de la mejor manera para evitar más contagios y así salir de esto.
En casa todos los días parecen iguales y estoy segura de que esto también os pasa a vosotros. Mi chico y yo intentamos que cada día sea diferente, aunque resulta difícil sin salir de estas cuatro paredes. La mañana empieza antes para mi ya que trabajo desde casa. El teletrabajo me ha permitido seguir escribiendo artículos desde mi habitación, donde he instalado mi campamento base, informándoos de todo lo que ocurre en el ámbito de las bodas. Mientras yo le doy a las teclas observo a Fer durmiendo cual bebé y lo envidio. Doy gracias porque no ronca, con lo cual, ningún ruido interfiere en mi inspiración. Está disfrutando la cama. Y no, el sonido de mi dedos contra las teclas del ordenador no consiguen inmutarlo. Es de sueño profundo.
Minutos después lo escucho: «¡Buenos días, amor!» Y a mi se me ilumina la cara con solo oírlo. Si algo bueno tiene esta cuarentena es que Fernando y yo estamos en un ensayo de lo que sería vivir juntos. Nos estamos conociendo aún más. La convivencia es difícil, cada persona tiene sus costumbres y manías, y algunas pueden resultar insoportables, aunque de momento no es nuestro caso. ¿Cuánto tardaremos en «tirarnos de los pelos»?
Cuarentena en pareja: nuestro día
Ahora sí: el día comienza para los dos.
Mi jornada telelaboral termina y, aunque lo único que quiero es tumbarme y despejar la mente, Fer me acaba convenciendo para hacer deporte. Llevamos unos meses entrenando juntos. Sí, me apunte con él a CrossFit, algo de lo que todavía me sorprendo (y arrepiento por momentos). Lo confieso, el deporte nunca ha sido mi fuerte pero una quiere verse bien y él siempre consigue motivarme.
Quitamos todos los muebles del salón, ponemos J Balvin a todo volumen y empezamos. 10 burpees, 10 back squat, tabata… Sí, necesitarás un diccionario y mucha fuerza para entender el entrenamiento. Cuando voy por el sexto burpees ya me estoy quejando pero mi compañero en el ring me anima a seguir sacando fuerzas. La risas llegan cuando sale mi compañero al salón y nos ve haciendo pesas con botellas de detergente. A falta de mancuernas, bueno es el Norit.
Después de darlo todo, una ducha que nos haga volver a ser personas y una merecida y rica comida. Está claro que en el deporte me gana pero en los fogones no (y más estando de cuarentena). Y ahí está nuestro equilibrio en esta cuarentena en pareja. Donde uno es más débil, el otro llega para completar. Y en eso se basa el amor.
¿Y para pasar la tarde? Nada mejor que una sesión de risas, play y todo tipo de chuches. Durante esta primera semana de cuarentena en pareja me he dado cuenta que soy malísima jugando al Fifa pero que hacemos el mejor equipo en el Call of Duty, al igual que en la vida. Aunque, a decir verdad, ya hemos tenido algún que otro pique por el juego. «¿A este chico es que se le da bien todo?», pienso para mí. Y es que no hay manera de ganarle y una tiene su orgullo. Pero casi sin darme cuenta, cae la noche. Toca cena ligera y una peli que haga olvidar todo lo que está pasando, al menos por un rato.
Estar con él me genera tranquilidad y, aunque todo lo que está pasando nunca lo imaginara, entre sus brazos me siento protegida. Pronto podremos volver a nuestros planes de siempre, a abrazar a nuestros seres queridos y a seguir con nuestros sueños, esos que un día se harán realidad.
¿Y vuestra cuarentena en pareja cómo va? ¿Os identificáis en algo conmigo? ¡Os leo!
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