Dicen que hay días que se quedan grabados en el corazón para siempre, y el 10 de mayo de 2025 fue, sin duda, uno de ellos para Ricardo y para Cristina. Un día lleno de amor, familia, amigos, detalles muy suyos y muchísima emoción.
La historia de Cristina y Ricardo comenzó hace cinco años gracias a unos amigos en común. “Desde entonces supimos que queríamos compartir la vida juntos. Los dos somos muy familiares, muy de los nuestros, cariñosos y amantes de las tradiciones, y eso se respiró en cada rincón de nuestra boda. Nos comprometimos un atardecer precioso en el sitio donde ambos veraneamos toda la vida”.
El vestido de novia y los complementos
“Me vestí rodeada de mi familia, en el Hotel Avenida, un hotel boutique con mucho encanto en Zaragoza. Fue un momento íntimo, entre nervios, risas y mucho amor”, explica Cristina.
“Llevé un vestido de ensueño diseñado por Eli Temprado, modista de Zaragoza, que ya había diseñado otros vestidos para mí y mi familia. desde el primer día supo crear exactamente lo que quería: un diseño romántico, elegante y con mezcla de texturas, hecho a partir de diferentes telas que parecían contar mi historia en cada puntada.
La espalda era una de mis partes favoritas: caída, limpia y delicada. Lo acompañé de un tocado de aro con velo de seda natural de Alium Alta Sombrerería para darle ese aire sofisticado a la elegancia del vestido”.
“Uno de los momentos más especiales fue llevar conmigo a quienes ya no están. Mi abuela, que falleció solo 15 días antes de la boda, tenía que estar presente en todo momento, así bordé su inical en la manga de mi vestido, con una estrella al lado en hilo dorado y junto con las iniciales de mi abuelo materno y de mi amiga Vero, que falleció cuando teníamos 20 años. En el interior, Eli Cosío para mí una cinta azul de la Virgen del Pilar como símbolo de fe y protección”.
“Para la fiesta me cambié a un segundo vestido también diseñado por Eli: un palabra de honor midi, confeccionado en tweed con pedrería cosida a mano y mangas de seda natural en forma de flor, tan cómodo como elegante, perfecto para disfrutar y bailar”.
“Mis zapatos fueron una creación personalizada de Just Ene, destalonados con una preciosa lazada de terciopelo que reflejaban totalmente mi personalidad y mi estilo”, explica.
“Los pendientes eran una joya de nuestros amigos Cristina y Alfredo, de la Joyería César Sáiz, y eran unas flores de brillantes y oro rosa”.
Cristina acompañó su look con un delicado ramo de peonias rosas y blancas.
El novio, la madrina y la madre de la novia
Ricardo se vistió en su casa, rodeado de su familia y su mejor amigo, con un traje a medida de César, la sastrería de toda la vida de Zaragoza. Llevaba un reloj Omega que había pertenecido a su abuelo, exjugador del Real Zaragoza, una forma preciosa de tenerlo presente en el gran día.
La madrina, la madre de Ricardo, estaba guapísima con un vestido turquesa de Alejandro de Miguel, que le sentaba como un guante y resaltaba su figura.
La madre de la novia, por su parte, estaba radiante con un vestido de lino y seda estampado. También confió en Eli Temprado y lo combinó con un tocado rosa de Alium que le daba un aire muy sofisticado.
La ceremonia y la celebración
“La Basílica del Pilar de Zaragoza fue el lugar donde nos dimos el ‘Sí, quiero’. La Virgen del Pilar siempre ha estado muy presente en nuestras vidas y para mí es mi refugio en días difíciles, así que era especialmente importante comenzar este nuevo camino bajo su protección. La basílica estaba preciosa, decorada con las flores favoritas de nuestra vida, hortensias, rosas pitiminí y rosas en tonos rosas y beige, los colores de nuestra casa, nuestro hogar”, explica la novia.
Wedding planner
“La entrada a la iglesia la presidían roscaderos llenos de hortensias y paniculata, un guiño a la pasión de Ricardo por la tauromaquia. Desde el principio quisimos que nuestra boda hablara de nosotros en cada detalle.
Contamos con la ayuda de Rebeca de + Bodas por Rebeca Tabernas, que supo entendernos y dar forma a todo lo que habíamos imaginado, y mucho más. El pasillo hasta el altar, decorado por ella junto a Viveros Aznar, estaba cubierto de rosas que llevaban la mirada directamente al altar mayor, enmarcado con dos grandes copas de flores espectaculares”.
El cóctel y el banquete se celebraron en La Casa de Las Hiedras, un lugar lleno de espacios diferentes que acompañaron cada momento de la boda. De la cocina se encargó Grupo de Catering El Cachirulo.
El cóctel, en un invernadero mágico, estuvo amenizado por un grupo de música cubana que llenó el ambiente de alegría. “Preparamos varios rincones que nos definían: una mesa de jamón Joselito con cortador en directo, una vermutería tematizada, un buffet de quesos de Aragón, un showcooking de fideuá y varios pases de aperitivos calientes y fríos. También montamos una espectacular mesa de Moët magnum con cerezas en jarrones, que encantó a los invitados”, recuerda Cristina
“El seating plan fue uno de los rincones más especiales: un precioso puesto de fruta natural y cerezas diseñado por Rebeca Tabernas, un homenaje muy personal a la empresa familiar de mi padre, dedicada a la fruta desde hace más de 30 años”.
“Las invitaciones las creamos con muchísimo cariño junto a Alba y Chema de Mabaviro y los sobres los cosió uno a uno mi madre con todo su amor y paciencia para cada uno de los asistentes, en una delicada tela de toile de jouy rosa, el mismo estampado que utilizamos para la mantelería. Un detalle que emocionó a muchos de nuestros invitados”.
“La mesa presidencial era espectacular: velas, flores frescas y una lámpara impresionante decorada con paniculata rosa que creaba un ambiente cálido, elegante y muy acogedor”.
“El resto de mesas adornadas con jarrones bajos y copas altas, bajoplatos de cristal labrado y manteleria toile de jouy. Además, preparamos una dedicatoria personalizada para cada invitado en su mesa, escrita desde el corazón. Queríamos que cada persona supiera lo importante que es para nosotros”.
Momentos destacados
“A la entrada al salón, dedicamos un espacio muy especial a recordar a las personas que ya no están con fotos, flores y velas que conmovieron a todos. Y durante la comida quisimos tener un detalle con las personas más importantes de nuestra vida. Uno de los momentos más bonitos fue el regalo que le hice a mi abuelo: un cuadro ilustrado en el que aparecíamos él, mi abuela -con el vestido que iba a llevar ese día- y yo. Un gesto que emocionó profundamente a todos”.
“Uno de los recuerdos más especiales para los invitados fue la presencia y el descubrimiento de la valenciana Fefu Art, que ilustró en directo a cada uno de ellos. Todos se llevaron un retrato como recuerdo de nuestro gran día”.
“Durante el postre sorprendimos a todos con la llegada de mariachis que llenaron la finca de alegría y nos pusieron en pie con la canción ‘Pero sigo siendo el rey’. Tras seis o siete rancheras y mi cambio de vestido abrimos el baile con un vals clásico, seguido de una bachata que nos animó a todos para lo que venía: unos rumberos llegados desde Madrid que convirtieron la fiesta en una auténtica feria andaluza”.
“Montamos un puesto de alpargatas para que la gente pudiese bailar a gusto y un stand de snacks con diferentes patatas y frutos secos”.
“El DJ puso el broche de oro con la selección de canciones perfecta, esas que todos recordamos de nuestra época y que no nos dejaron parar de bailar hasta el final, coronado por una hora loca con robot led, pistolas de CO₂ y jeringuillas de tequila, que desató la locura en la pista”.
“Para rematar, un poco antes de la medianoche preparamos un showcooking en el jardín de hamburguesas con diferentes toppings, que fue la delicia de los más hambrientos y gasolina para seguir hasta el final”.
“Cada detalle, cada rincón, cada mirada y cada abrazo hablaron de nosotros, de nuestra historia y de las personas que queremos. Fue un día que llevaremos para siempre en el corazón”.
Fotógrafo y videógrafo
“Tuvimos la suerte de contar con Patricia Bara, Fotógrafa de Zaragoza que capturó cada instante de la boda con una sensibilidad y una mirada únicas.
Y el equipo de Afterstudio video, con Danielle al frente, fue una parte fundamental de nuestro día grabando cada momento para poder recordarlo toda la vida. Además, meses antes de la boda grabamos juntos un vídeo de preboda en la finca familiar y en nuestros sitios favoritos de Zaragoza que proyectamos justo antes de entrar al salón y con Frida nuestra caniche toy como protagonista para que también estuviese presente en nuestro día. De fondo sonaba “Jóvenes eternamente” y tras el video nos adentrábamos al banquete. Fue el pistoletazo de salida perfecto: divertido, natural y muy nuestro”.
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