Tu hermana se casa. Y tú estás emocionada, nerviosa, ilusionada y un poquito nostálgica. Porque no solo es una boda: es el día en el que alguien que quieres con todo tu corazón empieza un nuevo capítulo. Y tú vas a estar ahí, al ladito, con un rol tan importante como delicado.
Como hermana de la novia, tu presencia es clave. Hay un protocolo no escrito que te toca seguir, y aquí te contamos todo lo que necesitas saber para estar a la altura sin robar el foco (ni un poquito).

No eliges tu look hasta que ella tenga el suyo
Primero va la novia. Siempre. Su vestido, su estilo, su paleta. Tu look empieza donde termina el suyo, para acompañar, realzar y nunca competir.

Una vez ella haya decidido, puedes inspirarte en su elección para buscar algo que encaje: ni idéntico, ni demasiado rompedor. Piensa en armonía, no en protagonismo.
El blanco, o tonos muy claros: ni los mires
Sabes esto, pero no sobra repetirlo: el blanco está reservado a la novia. Incluso si ella dice que no le importa, respétalo. Es un gesto de cariño hacia su momento.
Apuesta por la elegancia, pero con tu estilo
No se trata de disfrazarte. Tu look debe reflejar quién eres, pero en versión sofisticada. ¿Un vestido largo? Perfecto. ¿Un conjunto de dos piezas con silueta fluida? También. Juega con texturas, cortes y detalles que hablen de ti, pero en clave boda.
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Además, evitando el color blanco como antes hemos señalado, puedes optar por colores tan vivos y bonitos como este verde del modelo Bierzo de Silvia Fernández.
Cuida cada detalle
La ropa interior, el peinado, el perfume, las uñas… Todo cuenta. Y aunque no todo se vea, se nota. Este es uno de esos días donde el conjunto tiene que hablar de mimo, de intención y de respeto por el momento que estás viviendo.

Coordina, pero no copies
Si hay más hermanas, primas o amigas con roles especiales, lo ideal es hablar entre vosotras. No para ir iguales, sino para evitar coincidencias desafortunadas (como las tres con lentejuelas fucsias). Coordinarse es inteligente, y se agradece en las fotos.
El protocolo también va por el maquillaje
No es el día para experimentar con un eyeliner imposible o unos labios que no se borran ni con desmaquillante industrial. Busca una versión mejorada de ti. Favorecedora, luminosa, real.
Elige bien el calzado
Sí, los tacones estilizan. Pero también cansan. Piensa en todo el día, desde la ceremonia hasta el último baile. Hay zapatos bonitos y cómodos, de verdad. Prueba, camina, decide con cabeza.
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Lleva un kit de emergencia
Imperdible. Tiritas, horquillas, pañuelos, algún analgésico y un pintalabios. Ese pequeño neceser puede salvar el día, no solo para ti, sino para la novia también.
Recuerda tu papel: ser apoyo
Vas a estar cerca, probablemente en primera fila. Sonríe, ayuda, y disfruta del momento con discreción. Habrá momentos de fotos, brindis y bailes, pero también silencios donde tu presencia tranquila será oro.
Y sobre todo: emociónate
Estás viviendo algo irrepetible. Así que ríe, llora, abraza, baila. Deja que el amor se te note. Porque no hay mejor estilo que el que viene de dentro.
Ser la hermana de la novia es un privilegio, un regalo y una responsabilidad. No se trata solo de vestirse bien, sino de estar presente con amor, con empatía y con estilo. Porque cuando mires atrás y recuerdes ese día, más allá del look que elijas, lo que de verdad quedará será cómo la acompañaste. Y si lo haces desde el corazón, ya lo tienes todo.
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Fuente Lucia Se Casa https://ift.tt/4ixb61D
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