Madrid unió a Estefanía y Alberto y terminaron casándose en una espectacular boda 5 de noviembre de 2022. Hoy nos cuentan su gran día
Estefanía y Alberto se conocieron en Madrid. Él, arquitecto de Soria, y ella, médico y de Cantabria. Se conocieron en la discoteca La Flaca hace 4 años. Desde ese día no han parado de bailar juntos, esperando a que llegue el fin del mundo, al son del famoso neón “que el fin del mundo nos pille bailando”, que replican en la celebración de su boda.
Alberto le pidió matrimonio a Estefanía en el restaurante del Mandarín Oriental del Lago di Como, durante un viaje que le regaló por su 32 cumpleaños. Italia siempre fue sinónimo de felicidad para ellos ya que allí realizaron su Erasmus. Como buen arquitecto que es el novio, él mismo diseñó el anillo de pedida y Suárez lo convirtió en sur mesure. Alberto se arrodilló ante las miradas intrépidas de todos los comensales allí presentes y, desde ese mismo momento ambos se pusieron manos a la obra para organizar su boda. Los dos son muy minuciosos por su formación profesional, y juntos le pusieron mucho cariño y dedicación a todos los preparativos.
También celebraron una pedida en su casa de Soria, nueve bodas previas. Una bridal party en la que fundieron el oro de las alianzas de sus abuelos para hacer las suyas. Alberto se encargó de idear una web, un logo y tottebags con la marca de los novios “sweetfivenovember”, la fecha de la boda. También realizó toda la papelería del enlace y juntos buscaron un lugar que encajara con ellos.
Estefanía y Alberto: los novios
- El vestido de novia
Para el día de la boda, Bea Claro, hija y encargada del atelier en Madrid de la firma Claro Couture, de Fernando Claro, preguntó a nuestra novia cómo era el vestido con el que se había sentido más especial y en vida. “Me pareció una pregunta tan bien elegida, que eso me llevó a elegirla como diseñadora de mi vestido y encontrar una respuesta muy rápida a su pregunta: el de flamenca”.
Estefanía, junto a la diseñadora, inspiró su vestido de novia en ese vestido de flamenca que la hizo sentir tan especial y tan ella. Líneas sencillas, escote en barco, hombreras joya y espalda descubierta. Acompañó el diseño con una capa de terciopelo de seda y velo de tul.
“Aunque el vestido final fue un espectáculo del que no me arrepiento, el proceso fue algo laborioso. Un vestido a medida desde cero es algo muy complejo de imaginar para cualquiera. Un buen diseñador tiene que ser capaz de hacer sentir a esa novia única y especial, siempre dentro de un área de confort”.
- Las joyas
Estefanía llevó unos pendientes de topacio imperial, que guardan una historia y que, además, son azules y viejos. “
Me enamoré de ellos, cuando los vi en el catálogo de joyas antiguas de Ansorena. Alberto y yo pujamos por ellos como regalo de Navidad. El destino sabía que eran para mí ya que fuimos la única puja. Ahora continúan su historia siendo parte de la mía”.
También llevó un anillo de diamantes que su abuelo le regaló a su abuela y una pulsera revière de brillantes que le regalaron los padres de Alberto.
Antes de casarse, nuestros protagonistas hicieron una sesión de fotos preboda. Durante los posados, Alberto sacó un anillo de zafiro de su bolsillo, una sorpresa para Estefanía. Según nos cuenta ella, Alberto perdió el anillo durante la sesión y después lo volvió a encontrar.
“Pelayo (fotógrafo de la boda) es testigo de todo, ¡vaya susto!”, nos cuenta la novia. Este anillo también estuvo presente en las manos de Estefanía durante la boda.
- Las flores
Estefanía eligió un ramo de flores naturales.
Sus amigas le ofrecieron regalarle un ramo de flores preservadas pero las flores naturales iban más con su idea. Para ello, siguió los consejos de José Pérez, su florista, y su instinto de líneas sencillas y de “menos es más”. Eligió un ramo de tallo largo, elegante y no muy recargado, compuesto por rosas blancas, cardos azules y eucalipto. El ramo era una pequeña representación de lo que luego se convertiría en toda la carpa de la boda.
- Los zapatos
Estefanía siempre había querido unos Manolo Blahnik, así que se fue con su madre a Londres y se los confeccionaron a medida.
“Ella siempre ha estado durante todo el proceso a pie del cañón, apoyándome en todas mis decisiones. Esta forma parte de nuestras mejores experiencias juntas. ¡Lo pasamos pipa juntas!”, nos explica la novia.
- El maquillaje y el peinado
Estefanía se preparó en la suite del hotel boutique Pico Velasco. Una habitación con ventanas infinitas que dejaban apreciar el verde magnético del cantábrico.
“Esa mañana me sentí muy afortunada y muy feliz. Eufórica de estar allí, acompañada de mi madre y de mis mejores amigas”. Se prepararon todas juntas y brindaron con una copita de champán antes de la ceremonia. De aquí salieron unas bonitas fotos que ayudaron a Estefanía a relajar sus nervios.
Para el maquillaje, Estefanía siguió los consejos de Lorena Carbajal. “Buscamos un maquillaje natural, que al igual que el peinado, me permitiera ir cómoda y despreocupada. Algo que es ‘muy yo’. Confiar en ella fue una de las mejores decisiones de la boda”.
A la celebración religiosa le acompañó su padre. Juntos fueron en un Mercedes, una forma de que su abuelo estuviera presente. “Está mal que yo lo diga, pero mi padre no se quitó el babero en toda la boda”, nos confiesa la novia.
- El novio
Alberto escogió un chaqué gris a medida de Sastrería Serna. Como complementos, su tío le prestó un reloj de bolsillo de su bisabuelo para la ocasión. Corbata de Paul Smith y zapatos de Lotusse.
- Madrina y madre de la novia
La madre de Estefanía llevó un conjunto de vestido y abrigo de Carla Ruíz en rosa empolvado, junto con unos zapatos de Just-Ene y tocado hecho a medida de Cocote Tocados Santander.
La madrina se vistió con un vestido total klein de Victoria Collection.
Ceremonia y celebración
La boda se llevó a cabo en el Santuario de la Bien Aparecida de Ampuero, Cantabria. La posterior celebración fue en la finca Pico Velasco, situada en Carasa, a unos 10 kilómetros del Santuario.
El día antes de la boda, los novios celebraron un cóctel de bienvenida en el Parador de Limpias para todos los invitados. Para la ocasión, Estefanía eligió un traje de chaqueta y pantalón tweed en color blanco, con solapa esmoquin y botones joya que, Redondo Brand hizo realidad.
“Sus patronistas son de lo mejorcito que haya visto y me hicieron sentir muy a gusto durante todo el proceso”.
Un Mercedes clásico, similar al que su abuelo conducía y del que hubiera estado orgulloso, llevó a Estefanía al Santuario de la Bien Aparecida, donde se llevó a cabo la ceremonia religiosa. “Cuando llegó, los pajecitos nos esperaban vestidos como pequeños montañeses con su cuadro vichy y sus botas de agua que, afortunadamente, gracias a la intervención de Las Clarisas, no fueron necesarias”.
En cuanto repicaron las campanas, todas las miradas apuntaron hacia Estefanía, la novia. “Miradas de personas que me quieren, me miraban sonrientes, con cariño y admiración. Una sensación muy bonita y muy difícil de describir. Al fondo, conseguía ver el esbozo de la sonrisa de Alberto que esperaba radiante junto a la madrina. Al son de nuestro cuarteto de cuerda, comencé a caminar junto con mi padre. Nuestro paseo más especial”.
Una vez terminada la boda, los novios y los invitados se trasladaron a la finca. Estefanía y Alberto volvieron a sentir todas esas miradas, ya como marido y mujer. “Durante el fin de semana, la finca, Pico Velasco, se convirtió en mi castillo. Un castillo de arquitectura ecléctica minimalista, donde las vistas hacia el parque natural de las marismas de Santoña fueron protagonistas. Allí se alojaron mis amigas más cercanas y mi familia, que durante todo este tiempo tanto me acompañaron”.
- Invitaciones y regalo para las invitadas
A Alberto le hacía mucha ilusión diseñar las invitaciones de su boda. Eligieron una imprenta vintage de técnica tradicional para llevar a cabo la ejecución. Junto con Manuel, dueño de la imprenta Vintage, decidieron realizar la técnica golpe seco en la invitación principal, dibujando el Lago di Como donde se comprometieron nuestros novios. Cerraron esta invitación en un sobre azul con un lacre blanco con sus iniciales. Para la caligrafía del sobre acudieron a Clara Sussana. La invitación iba acompañada de una carta náutica de papel vegetal que también fue un diseño de Alberto.
Para los invitados regalaron participaciones de un décimo de lotería especial: el número era la fecha de la boda 51122. “No tocó ni un euro, pero en Navidad todos estaban a la expectativa después del bodorrio”, nos cuenta Estefanía riéndose.
También mandaron a confeccionar tottebags con el logo de la boda “sweetfivenovember”. Un regalo útil y práctico, que después de la boda se puede utilizar. Estefanía y Alberto también hicieron una donación a Médicos Sin Fronteras y ellos les regalaron unas cajitas de caramelos personalizadas con el logo de la boda para todos los invitados.
Para las amigas más allegadas, las que prepararon su despedida de soltera en Ibiza con aventura en el barco incluida, quiso tener un detalle especial y les regaló un labial de Chanel. “Soy muy afortunada teniéndolas a mi lado”.
- El momento más emotivo
“Uno de los momento más emotivos es a la vez muy complicado de describir, que es sentir cómo tus invitados disfrutan de todo ‘lo que has montado’ con alegría y admiración”, cuenta Estefanía.
“Evidentemente es imposible decir que todo salió a la perfección, porque entonces estaríamos mintiendo, pero sí que me siento muy satisfecha a la hora de hablar de mi boda y sentir que todo el esfuerzo que hicimos mereció la pena tras todos los agradecimiento que recibimos al día siguiente en las post boda”
Los novios también destacan el momento de la entrada a la iglesia y de los preparativos juntos a las amigas de Estefanía, que también fueron muy emotivos.
Estefanía ha querido compartir con nosotros una anécdota del gran día:
“Durante la ceremonia, nuestro cura, Don Arsenio, fue un fuera de serie. Como si de toda la vida nos conociese, nos trató con cariño y elaboro un discurso de lo más ameno que captó la atención hasta de los más pequeños. En el momento del intercambio de arras, soltamos una carcajada por “todos los bienes que vamos a compartir” y él mismo incentivó a que toda la iglesia se riera junto a nosotros. Después pidió un aplauso para los novios. Comprobamos la acústica de nuestro santuario cuando todos los invitados aplaudían sin parar. Me encantó ese momento”.
El ramo, que fue tirado por sorpresa desde el balcón, también fue muy emocionante. Estefanía nos cuenta que fue recogido por Esteban, un compañero y amigo de su trabajo. Él lo recogió elegantemente haciendo cantar a todos los invitados un “campeooones, campeooones, oe, oe, oe”. Todo un momentazo, cuentan los novios.
- Invitada o invitadas más elegantes
Estefanía destaca a su madre como una de las invitadas más elegantes.
- Fotógrafo
Pelayo Lacazette fue un imprescindible en esta boda. “Tuvo ese ojo minucioso que yo necesitaba para campar cada uno de los momentos de nuestra boda. Junto con Javi, no creo que exista un dúo mejor”.
- Wedding planner
Vanessa Abascal ayudó a nuestros novios para que todo estuviera perfecto el día de la boda.
- Reposteros
Nacho Solana se encargó de todo, incluida la repostería y todo fue de 10. Los novios decidieron no hacer corte de la tarta porque les pareció algo que no encajaba con su boda. El postre consistió en un trampantojo de sobao pasiego, los pajecillo también repartieron unas polkas, u hojaldre típico de pastelería Santos, muy conocida en Cantabria, y almendrados que no defraudaron.
- Luna de miel
Nuestros protagonistas hicieron un viaje de ensueño que duró 40 días. Una vuelta al mundo que les permitió llevar su #sweetfivenovember de punta a punta. Recorrieron Singapur, Costa Este de Australia y Barrera de Coral, Nueva Zelanda, Polinesia Francesa, Los Ángeles, Nueva York y Madrid. “Willy Fogg lo hizo en 80 días, nosotros en 40”
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