A Guillermo e Irene los presentaron unos amigos comunes, mientras tomaban algo en una terraza del Casco Viejo de Zaragoza en diciembre de 2019. Lo suyo fue un flechazo de manual al que sucedió una romántica historia de amor. Se casaron en Ligüerre de Cinca en junio de 2023.
La pandemia trajo mucha desgracia y oscuridad al mundo, pero también trajo pequeños rayitos de luz y esperanza. Y eso fue lo que les sucedió a Irene y a Guillermo, que decidieron, tras tres meses de relación, confinarse juntos, lo que les permitió vivir una preciosa e intensa historia de amor y un puñado de meses de encierro les cundieron como media vida.
Cuando el mundo volvió poco a poco a la normalidad, pudieron retomar su vida para hacer actividades fuera de casa, viajar y disfrutarse al máximo. Entonces decidieron comenzar un proyecto de vida juntos formando una familia. Nico nació en febrero del 2022, dos días después de que Guillermo le pidiera matrimonio a Irene, el mismo día de su cumpleaños.
Organización de la boda soñada
La boda sería en junio de 2023 y había que ponerse manos a la obra con los preparativos, pero con un recién nacido en casa la cosa se complicaba, así que decidieron contar con Isabel, de Albada Eventos (@albadaeventos.es), empresa especializada en bodas en el Pirineo, para que se encargara de organizar todo el evento.
En la primera reunión con la wedding planner le contaron que querían una boda en la que se pudieran dar estos dos requisitos: poder disfrutar todo el fin de semana de la familia y amigos y que fuese en el Pirineo, ya que los dos eran unos enamorados de la naturaleza y guardaban muy buenos recuerdos de esas montañas.
De todo los lugares que se les propuso eligieron Ligüerre de Cinca (@liguerredecinca).
Al visitar el sitio no tuvieron ninguna duda de que era el indicado, y con razón, ya que es uno de los lugares más bonitos de toda España para casarse. Este pequeñito pueblo rehabilitado de la comarca del Sobrarbe, en pleno Pirineo Aragonés es perfecto para poder realizar una boda de fin de semana sin tener que hacer desplazamientos, ya que dispone de hospedaje para todos los invitados, posibilidad de realizar innumerables actividades de aventura y un maravilloso entorno para la celebración de la boda.
Albada Eventos no solo se preocupó de buscar a todos los proveedores, sino que se encargó de ayudar a los novios a encontrar el estilo del enlace, una romántica boda de noche inspirada en las campestres bodas de la Toscana.
Una vez encontrado el estilo y la inspiración, la wedding planner se puso manos a la obra para diseñar cada rincón de la celebración a fin de lograr traer un pedacito de Italia a este pequeño rincón del Pirineo.
Las invitaciones
Lo primero de todo fueron las invitaciones pintadas en acuarela, obra de Morrocotudo Estudio, en las que ya se desvelaba que el azul y la naturaleza iban a tener un papel importante en la decoración de la boda.
Los looks de los novios
En cuanto a la búsqueda de vestidos, Irene fue primero a alguna tienda de novias para probarse algún diseño y hacerse una idea de los diferentes estilos, pero tenía clarísimo que la diseñadora de su vestido iba a ser Martha Peters, quien, estaba segura, sabría plasmar a la perfección la idea de vestido de novia que tenía en mente.
Se trababa de un vestido con el cuerpo entallado a dos escotes y formado por varias puntillas unidas y adaptadas sobre el cuerpo de la novia para que encajaran perfectamente, sumado a una falda muy vaporosa de tul.
Como Irene no quería llevar velo, se incluyó desde los hombros unas caídas desmontables de tul que alargaban la cola.
Como detalle, unos botones forrados en tono azul claro, su color favorito y presente en toda la boda, a juego con los preciosos zapatos del mismo color que había elegido de la firma Balambae.
Oliver y Goretti fueron los encargados del maquillaje y del peinado, una preciosa trenza romántica que combinó con una corona de flor preservada de Martha Peters. Tanto las alianzas como los pendientes eran de la firma Barney Barnato.
El ramo que llevó la novia fue un regalo de la familia y era de la floristería Siete Flores de Zaragoza. Acorde con el resto de la decoración, estaba compuesto por flores silvestres en tonos azules y amarillos.
El novio eligió para la ocasión un bonito traje a medida, obra de la Sastrería Quinto Caballero en azul marino, con chaleco del mismo color y corbata en tonos azules más claros.
El fotógrafo encargado de dar testimonio de ese increíble fin de semana fue Robert Marcillas, quién supo reflejar todos y cada uno de los momentos especiales que sucedieron. Junto a él estaba Manu, de Wild Horses, que dejó constancia en vídeo de todo ello.
Una emotiva ceremonia
La boda dio comienzo el viernes 23 de junio, la mágica noche de San Juan. Las magníficas instalaciones de Ligüerre Resort permitieron a los novios dar la bienvenida a sus invitados con una fantástica barbacoa al aire libre, música y una gran hoguera donde, siguiendo la tradición de esa mágica noche, pudieron quemar sus buenos deseos, muchos de ellos, seguro, dirigidos a la pareja. La boda iba a celebrarse por la tarde-noche, así que algunos de los invitados aprovecharon la mañana y la inmejorable situación de Ligüerre de Cinca para hacer alguna ruta de senderismo o con bicicleta de montaña por los alrededores, mientras otros se quedaron disfrutando de las instalaciones del pueblo y del embalse del Grado navegando en kayaks o bañándose.
Mientras los novios y los invitados disfrutaban de estar juntos y de unos momentos de relax, los empleados de Ligüerre y las wedding planners de Albada Eventos se afanaban en el montaje de una maravillosa boda llena de detalles.
La ceremonia tuvo lugar al aire libre en la Plaza, frente al Pantano del Grado, con unas vistas impresionantes.
Para ayudar a los invitados a soportar mejor los rigores del verano se puso a su disposición, mientras esperaban a los novios, una refrescante estación de aguas y limonadas y un montón de abanicos y sombrillas que les ayudarían a resguardarse del sol del atardecer.
De la decoración floral se encargó Flores Azahar, quien supo llenar de color la ceremonia y dar el toque especial a la celebración.
El lugar de la ceremonia estaba presidido por unas maravillosas columnas florales, que enmarcaban el banco de ratán que descansaba sobre una alfombra de rafia. Los novios estarían también protegidos del sol bajo una preciosa sombrilla balinesa.
Guillermo entró llevando en brazos a su hijo Nico y acompañado de su madre, que vestía una vistosa falda de Agua by Agua Bendita, chaleco y americana de Pinko y Sandalias de Chie Mihara.
Irene llegó a la ceremonia del brazo de de su madre y de su padre, bonitos detalles que llenaron de una emoción especial la entrada a la ceremonia. La madre de Irene llevaba un original diseño con plumas creado por la modista de la familia.
Los maestros de ceremonia fueron Javi, el hermano de Irene, y Hugo, el hermano de Guillermo. Sorprendieron tanto a los invitados como a los propios novios con una celebración única, original y muy personal, en la que hubo hueco tanto para las risas como para las lágrimas de emoción y en la que participaron también amigos cercanos y familia.
A la salida de la ceremonia los amigos de los novios los sorprendieron con una bonita lluvia de mariposas blancas.
El banquete y la fiesta
Todos los invitados se dirigieron al cóctel y en el ratito que los novios se quedaron solos para hacerse unas fotos aprovecharon la intimidad del momento para leerse sus votos. Querían que fuese un momento íntimo solo para ellos dos y “Resultó precioso”, recuerda Irene.
Disfrutaron del cóctel en una pequeña plaza con vistas al pantano a la que se accedía por unas escaleras de piedra flanqueadas por guirnaldas de vegetación y decenas de velas.
Como invitado más destacado por su originalidad señalaremos a Javi, el hermano de la novia, que vestía un bonito traje de chaqueta de lino azul celeste de Zara y una original y colorida pieza de joyería textil italiana de la marca Umi Mun.
Cuando llegó el momento, todos los invitados se dirigieron a la impresionante Plaza del Torreón, iluminada con más de doscientas velas, donde les esperaba un increíble banquete al aire libre ambientado al estilo toscano, con una decoración espectacular, obra de Albada Eventos.
El menú que degustaron, elaborado enteramente en las cocinas de Ligüerre, fue todo un espectáculo.
Al finalizar la cena todos los invitados subieron la maravillosa escalinata iluminada que les llevó a la fiesta, donde Irene y Guillermo abrieron el baile con “Make you feel my love”, de Adele.
Los invitados pudieron dejar como recuerdo a los novios su huella en un cuadro hecho a mano que, huella a huella, fue conformando un frondoso árbol. Un precioso recuerdo personalizado que los novios guardan con cariño.
La fiesta fue increíble y novios e invitados pudieron disfrutar de una fantástica noche de verano bailando hasta el amanecer.
Al día siguiente los novios despidieron a todos los asistentes con un relajado brunch en la terraza con vistas al pantano.
Desde luego, fue un fin de semana de celebración inolvidable. “Ha sido la boda de nuestros sueños”, repetían los novios una y otra vez.
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