Gabriela y Elier se casaron el 20 de enero de 2024 en Madrid. Celebraron su boda en La Quinta de Jarama, un exclusivo espacio donde disfrutaron del mejor día de su vida con todo lujo de detalles.
Elegir bien el espacio de celebración asegura en buena medida el éxito del gran día y eso fue lo que pensaron Gabriela y Elier al decidirse por La Quinta de Jarama. Situada a tan solo quince minutos de la capital y del aeropuerto, es una de las fincas para bodas más bonitas de Madrid. Arropada por once mil metros cuadrados de jardines, arboledas, estanques sonoros, porches y rosaledas y con unas maravillosas vistas del río Jarama, que fluye paralelo a ella, la finca cuenta con un magnífico equipo con más de 90 años de experiencia, un servicio impecable y cocina propia siempre a la última.
Te mostramos cómo fue la celebración, pero comenzamos por otros aspectos no menos importantes del gran día.
El vestido de novia y los complementos
Gabriela eligió para su gran día un original diseño a medida, fiel a su estilo, de Inuñez.
Al celebrarse la boda en enero, la novia optó por un diseño de manga larga desmontable que la arropase en la ceremonia y que le permitiese realizar un cambio de look antes de la fiesta.
El cuerpo, en tweed de seda, de cuello alto y abotonado de arriba abajo en la espalda, llegaba hasta la cadera, de donde emergía la falda en crepe. Delicados cristales-joya recorrían hombros, cuello y escote, añadiendo un plus de sofisticación al diseño.
Lo complementó con un velo transparente que cubría su rostro sin velarlo al llegar a la ceremonia.
Como joya principal, la novia lució unos discretos pendientes de Bannatyne Joyeros que combinaban con los cristales-joya del vestido.
Además, Gabriela llevó zapatos de Miu Miu y ramo de Búcaro, que también se ocupó de la decoración floral del gran día.
Del maquillaje y el peinado se ocupó Sonia Marina, que creó un look beauty muy natural para la novia: maquillaje en tonos tierra y cola de caballo depurada con grandes ondas al agua que completó con un tocado en forma de flor blanca.
Elier, por su parte, eligió un chaqué en gris marengo con camisa en blanco y chaleco claro de Hackett London.
La ceremonia y la celebración
Gabriela y Elier celebraron una ceremonia religiosa en la madrileña iglesia de Santa Bárbara.
Hasta allí llegó la novia del brazo de su padre y salió del brazo de su esposo, luciendo la preciosa cola de su vestido y el velo al desplazarse por las escalinatas de uno de los edificios más elegantes de la capital.
El resto del gran día transcurrió en La Quinta de Jarama.
El cóctel se celebró en los jardines de la finca a pesar de ser el mes de enero porque, como era un boda de mañana y hacía un sol espléndido, se optó por aprovechar el magnífico espacio exterior.
Con una gran variedad de piezas de cóctel, estaciones de ostras, de risotto, de jamón ibérico de bellota… y corners de champagne y mojitos hechos al momento, los invitados disfrutaron de lo lindo.
El almuerzo se hizo en el interior, decorado en tonos muy cálidos.
La entrada al salón, con el seating plan, estaba espectacular, cuidada al detalle.
El comedor resultaba extraordinariamente acogedor gracias a la cuidada decoración, aunque hubo más de cuatrocientos invitados.
Las mesas eran redondas en su mayoría, excepto una gran mesa imperial de dieciocho personas donde se sentaron los novios, sus padres, hermanos y las dos abuelas.
La decoración, cuidadísima al detalle, sorprendió a todos los asistentes. Sirvan como ejemplo los espectaculares centros de mesa de la mesa presidencial y de las mesas redondas.
El menú estaba compuesto por Caldereta de bogavante con encurtidos de la huerta y Cochinillo rustido con soufflé de revolconas y sus verduritas que se acompañaron con sorbetes de Sandía sangría, Mojito de melón y Piña colada. Respecto a los postres, los novios ofrecieron Craquelín de praliné con crema suave de toffee y polvo de oro y Pastel ruso con coulis de fruta de la pasión y frutos rojos.
Una fiesta extraordinaria
La fiesta duró seis horas y fue espectacular. ¡Los invitados quedaron encantados! El montaje de las pantallas y del escenario, a cargo de M2AV, quedó impactante.
Tras abrir el baile con su padre, la novia continuó con el novio, deleitando a todos los asistentes.
A continuación, comenzó el grupo Earnest Band, una propuesta que resultó divertidísima para todas las edades y que animó desde el primer momento a todos los asistentes.
Después de su actuación, la fiesta siguió de la mano del DJ Juan Cavero con el equipo de de Hoy Se Lía hasta altas horas de la mañana.
De captar cada momento se ocupó el equipo de Plata.Forma, que hizo unas fotos espectaculares del gran día.
Durante la fiesta, los invitados disfrutaron de una recena o cena súper completa e internacional, con platos dulces y salados: pan bao de chicharrones, chapatitas de roast-beef con mantequilla y mostaza, tacos de cochinita, bocadillitos de chipirones, sandwich mixto, migas con uvas, brochetitas de frutas y, por supuesto, el tradicional chocolate con churros.
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Y es que, en La Quinta de Jarama piensan que, sobre todo en las bodas de día, son tan importantes desde el punto de vista gastronómico tanto el almuerzo como la recena, para que todos los invitados se queden hasta el fin de fiesta y la celebración esté muy animada hasta el final.
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