Las relaciones sentimentales hacen que, sobre todo los primeros meses, ambos miembros de la pareja se vuelquen casi por completo en un único objetivo: consolidar la relación. Por eso, hoy tratamos la independencia en la pareja y su relevancia, tanto en el plano personal como en el amoroso.
Es muy común que, cuando se inicia una relación, las personas que la forman se centren en disfrutar de esos sentimientos. Esa pasión, esa magia, esa chispa de los primeros meses es tan intensa que puede conseguir que nos olvidemos de todos los problemas que antes nos parecían tan importantes. El punto en contra es que podemos llegar a olvidarnos, incluso, de nosotros mismos.
Independencia en la pareja: su origen científico y soluciones
No somos capaces de poner límites en la relación porque todo nos parece bien. De hecho, es muy frecuente que ni siquiera podamos encontrar defectos en nuestra pareja. Al contrario, podemos llegar a idealizar esas imperfecciones. Esto tiene una explicación científica: en la primera etapa del enamoramiento a las mujeres les sube la testosterona y a los hombres les sube la dopamina. Curiosamente, cuando nos enamoramos también liberamos cortisol, la hormona relacionada con el estrés.
¿Qué significa todo esto? Simple y llanamente que, cuando nos enamoramos, tenemos tantas hormonas fluyendo en nuestro cuerpo que no somos nosotros mismos. La energía y la felicidad parecen ser una fuente inagotable en nosotros, lo que se traduce en que, durante este periodo, perdemos parte de nuestra identidad. Aunque resulte brusco de leer, es lo más normal del mundo dado que una persona que constantemente está feliz y contenta, que no le teme a nada, que no pone límites a nada, que no actúa con su lado racional, seguramente no se relacione con la persona que realmente es.
El cuerpo comienza a eliminar esta sustancia a los 10-12 meses ya que sería insano que el cuerpo siguiera liberando estas hormonas durante más tiempo. Entonces comienza la segunda etapa del amor. En ella, aunque esa persona sigue siendo el epicentro de todo, comienzan a aparecer esas pequeñas imperfecciones que antes no parecían existir.
Es entonces cuando es más fácil observar todo lo que nos hemos encerrado en la relación, dejando de lado al mundo exterior en ocasiones. En esta fase, pueden llegar sentimientos como la frustración o la tristeza por no habernos dado cuenta a tiempo. Sin embargo, todo tiene solución y el primer paso es detectar esa falta de independencia en la pareja.
Por otro lado, es preciso aclarar que, aunque éste es el motivo estándar del por qué no fluye la independencia en la pareja, hay que analizar en cada caso si algún miembro de la pareja tiene carencias efectivas, quizás de su infancia o fundadas por él mismo.
¿Qué hacer para fomentar la independencia en la pareja?
A continuación, os proponemos cuatro puntos con los que podéis comenzar a generar esa independencia en la pareja, tan necesaria y tan sana.
- No culpabilizarse. Como hemos explicado, el proceso de enamoramiento tiene una base totalmente científica, lo que significa que es imposible controlar la cantidad de dopamina que tu cuerpo desprenda. Lo más lógico es que, con esas hormonas recorriendo tu cuerpo, tu personalidad torne y hagas cosas que, quizás, antes no te hubieras atrevido. Siempre y cuando esas acciones no sean peligrosas, hay que aceptar que es una fase del enamoramiento y que es normal. No te culpabilices por haber experimentado esos sentimientos y haber dejado un poco a un lado tu vida personal, el primer paso para encauzar todo es ser conscientes de lo que ha pasado.
2. Aislarse no es la solución. Muchas personas tienden a radicalizar en ese momento la relación: escriben mucho menos a sus parejas, tienen citas con menos frecuencia… en definitiva, tratan de subsanar el “error” que han cometido en la primera fase dejando a un lado a la otra persona. Lejos de ser un buen método, lo único que conseguirás será confundir y herir a tu pareja. En su lugar, trata de explicar cómo te sientes.
3. ¿Qué te gustaría hacer a partir de ahora? Seguramente tengas claro qué aspectos de tu vida has descuidado. Quizás la relación con tu familia, las salidas con tus amigos o ese ratito que dedicabas para cuidarte y mimarte. Habla con tu pareja y explícale que, para que te conozca realmente, quieres seguir cuidando todos esos factores de tu vida.
4. Establecer límites conjuntos para la pareja. Tan peligrosa en la independencia en la pareja como la falta total de dependencia en la misma. La confianza es el pilar fundamental para que todo este proceso resulte satisfactorio. Pongamos un ejemplo: quizás en todo este tiempo, tu pareja y tú os hayáis focalizado en organizar citas todos los fines de semana, descuidando las relaciones con vuestras amistades. Es posible que, en un primer momento, te resulte desconcertante que tu pareja salga con sus amigos y no sepas muy bien cómo actuar.
Aquí interviene la confianza, tanto en la pareja como en uno mismo. Tienes que conseguir tener la absoluta seguridad de que tu pareja y tú os habéis elegido para formar una relación sólida, por lo que hay que dejar a un lado los miedos infundados. En segundo lugar, pero igual de importante, está la seguridad en uno mismo. No nos referimos tan solo a que estés segur@ de lo que vales, que también. Además, nos referimos a ese momento en el que la otra persona tiene planes fuera de la pareja y no sabes qué hacer tú esa tarde, por ejemplo. Quizás tus amigos ya tienen planes y tú no puedas salir a disfrutar con tus amistades como tu pareja. Esto es un error. Tienes que aprender que, porque tu pareja haga algún plan, tú no tienes por qué hacer lo mismo. Puedes quedarte en casa, ir solo al cine, visitar a tu familia… En definitiva, tienes que aprender a escucharte, dejando la ansiedad a un lado, para descubrir qué es lo que tú realmente quieres hacer.
¡Invierte los papeles! Por mala que sea una situación, todo es susceptible de… ¡Mejorar!
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