Eduardo y Ana Isabel se conocieron en la universidad. Comenzaron a salir con el mismo grupo de amigos y una bonita amistad surgió entre ellos pero, no fue hasta un tiempo después de terminar los estudios cuando ambos comenzaron a sentir algo más y entonces, esa bonita amistad tornó hacia este maravilloso amor.
Sin embargo, sucedió un giro en sus vidas: Edu encontró trabajo en Barcelona así que sus vidas se distanciaron. Sin embargo, el amor se impuso y Ana Isabel logró trasladarse a Barcelona para así comenzar su vida en pareja.
La novia
Ana Isabel nunca dudó de quién diseñaría el vestido para su gran día: José Luis Zambonino. “La elegancia que tienen sus creaciones, el mimo y cuidado en cada detalle, lo hacen único”, confiesa nuestra novia.
Además, Ana Isabel explica que su sueño siempre fue llevar una falda con una larga cola, que se pudiese quitar para quedarse con un vestido clásico de noche para disfrutar del baile.
Aunque la pandemia impidió a la novia disfrutar del proceso completo del diseño de su vestido único, Ana Isabel vivió 10 intensos días en los que su sueño, se plasmó en un vestido.
- Las joyas
María de Marucca y su equipo diseñaron la tiara de princesa que lució nuestra novia. Todo en tono plata, perlas blancas y el toque verde central, color hilo conductor del enlace.
Los pendientes, a juego de la tiara, fueron un regalo de las dos mejores amigas de la novia.
- Las flores
Josechu, de La Florería Huelva, se encargó del ramo de la novia. Un complemento con aire invernal en el que las flores principales fueron las anémonas blancas, solo disponibles en los meses de invierno, mucho verde, cardo azul y algunas pequeñas piñas.
- Los zapatos
Just-Ene fueron los profesionales que diseñaron los zapatos de nuestra novia. Edu la acompañó en el proceso y juntos diseñaron unos zapatos en verde esmeralda nacarado, broche de swarovski y talón desflecado en verde agua.
- El maquillaje y el peinado
En la ceremonia religiosa, Antonio, un maquillador de su confianza, se encargó de todo el look: un moño de bailarina sencillo para que la tiara resaltara y un maquillaje en tonos cálidos.
Para la celebración, su amiga María se encargó de que todo fuera perfecto. Para ello, realizó una coleta a su novia y, con un lazo de terciopelo verde agua con los zapatos, la decoró.
El día de la fiesta descartó la tiara y los primeros zapatos, ya que la novia sabía que era un día de pleno disfrute. Carmen Salas fue la encargada de maquillar a nuestra novia ese día.
El novio
La hermana de Edu le regaló su chaqué, confeccionado a medida por la sastrería sevillana Derby. Fue en tono azul, con un chalequillo muy especial en tono verde que lució en la ceremonia religiosa.
En la fiesta, Edu lució el tres piezas azul y complementó con una corbata en tono verdoso que completó con su adorada capa española vintage.
La madrina y la madre de la novia
La madrina eligió un vestido verde agua de la firma María José Suárez mientras que la madre de la novia optó con un vestido con abrigo a juego de una costurera local.
La ceremonia donde se ha celebrado
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la Capilla de la Vera Cruz, en Coria del Río, pueblo y hermandad de la novia. Para subir a la ermita hay que subir 30 escalones, por lo que los novios usaron una elegante alfombra en tono verde para la ocasión.
- La celebración
La fiesta tuvo lugar en la Hacienda Villanueva del Pítamo, en Sevilla. El catering fue a cargo de Saboga.
- Las invitaciones y el regalo de invitadas
De las invitaciones se encargó El escritorio de Alejandra. Hizo una acuarela muy especial, con una ramita de muérdago navideño que también usaron en el resto de la papelería nupcial.
A todos sus invitados les dejaron encima del plato un detalle en forma de caramelo. ¿El detalle? No era comestible, sino plantable. Se trataba de una bomba de semillas envuelta con la frase: “La gratitud es una flor que brota del alma, por eso nuestro agradecimiento va en forma de semilla”.
- El momento más emotivo
Aunque hubo muchos, nuestra novia se ha decantado por dos especialmente emotivos:
“El día de la ceremonia religiosa, en diciembre de 2020, os podéis imaginar cómo fue. Lo pusimos en marcha en poco más de 10 días, ya que gran parte de nuestra familia más cercana había sido ‘arrollada’ por la segunda ola de COVID. Dos días antes de nuestro gran día, la única hermana de Edu que reside en Madrid, nos confirmó que no podría venir porque los test de antígenos seguían dando positivo tras un mes con el virus y no podían arriesgarse. Estuvimos a punto de cancelarlo todo.
Pero esa misma noche, anunciaron que levantarían las restricciones de movilidad entre localidades que habían estado vigentes casi dos meses. De ir solo con nuestros padres a la Iglesia, de repente nos vimos acompañados de casi toda la familia más cercana y muchos amigos. Fue un chute de energía que nos hizo avanzar. Sinceramente, después de tantas trabas y cambios, hasta que no me vi en el altar, no me lo podía creer”.
Ana Isabel continúa explicando: “Las primeras lágrimas vinieron a los 5 minutos de comenzar, cuando nuestro cura dio las gracias a todos los presentes y a todas las personas que nos seguían en directo por Youtube”, ya que los novios retransmitieron su boda en directo.
El segundo momento más emotivo: “El día de la fiesta, quisimos comenzar con unas breves palabras de agradecimiento que habíamos preparado. Sin embargo, los nervios de la noche anterior y el insomnio, hizo que Edu redactase de nuevo todo el documento que habíamos preparado. Lo hizo más suyo, contando nuestra pequeña historia de amor y la unión de nuestras familias. El discurso inicial, que estaba previsto solo para agradecer la presencia a todos nuestros invitados, se convirtió en un valle de lágrimas y aplausos, acordes a la lluvia que nos acompañó durante toda la mañana. Sin embargo, una vez comenzado el cocktail empezó a salir el sol, y pudimos tener un ratito precioso de risas y fotos con todos”.
Fotógrafo
Alberto Ramírez Studio fue el encargado de inmortalizar cada instante.
Wedding planners
Marisa y Carmen de Thirteen Weddings les ayudaron en la coordinación del día.
Reposteros
El Rey Galés se encargó de elaborar la mesa dulce. Edu y Ana Isabel eligieron 3 tartas clásicas, con una decoración muy simple, pero acompañada de diversos dulces navideños, como el roscón de reyes o las galletas de jengibre.
Luna de miel
Otra de las ventajas de celebrar la boda dos veces, fue hacer dos viajes. En diciembre de 2020, Edu y Ana Isabel recorrieron Ronda, Arcos de la Frontera y Cádiz.
Tras la fiesta en noviembre, Punta Cana fue el paraíso que nuestros novios disfrutaron.
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